El tercer imputado, de iniciales C.M.S. y de nacionalidad portuguesa, en paradero desconocido, cuya ausencia provocó la suspensión del juicio en junio pasado, sería el artífice de la estafa, según el testimonio del procesado de iniciales J.L.T.C., de nacionalidad española. Fue quien le ofreció el negocio y quien hacía y deshacía, junto al exdueño de la empresa portuguesa de transporte Mavecar. Una versión que no convenció al fiscal jefe de la Audiencia, Rafael de Vega Irañeta, para quien J.L.T.C. no fue el hombre de paja del exsocio y de C.M.S. como aquel quiso hacer ver en el juicio. El fiscal sostiene que los acusados "tenían intención de engañar", actúan en consecuencia, con la estafa a la harinera zamorana y ambos "se beneficiaron de una mercancía que recibieron".

La defensa del fundador de la empresa y de la propia firma mantienen que sus clientes no son responsables de la presunta estafa, puesto que ni el socio que constituyó la empresa tenía ya relación alguna con su dirección después de venderla, ni conocía al comprador, ni quien se la compra maneja realmente la administración. El abogado de la empresa reitera que es C.M.S. quien maneja los entresijos de la sociedad, J.L.T.C., carece de estudios para ello. La abogada del ciudadano portugués insiste en que Mavecar cambia de domicilio social porque su cliente llama para que se modifique.