Es rebelde y creativa por naturaleza. Le gusta romper las reglas, innovar y experimentar con los movimientos corporales como timón de su trabajo. Débora Colker, la directora carioca de baile de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Brasil, llega mañana al teatro Ramos Carrión de Zamora con el espectáculo "Vero".

-¿Qué podrán descubrir mañana los zamoranos con "Vero"?

-Es un espectáculo que yo creé en 1995 pero que es muy actual porque trabaja con los gestos y los movimientos. Guarda una relación muy estrecha con los deportes y la danza siempre pensando en el equilibrio y la gravedad. Es un verdadero desafío al talento y una ruptura de los límites.

-¿Qué escenario requiere el espectáculo ante las acrobacias y el ballet aéreo que augura el show?

-El escenario imita una pista deportiva a modo de cancha de voleibol. Está compuesta por ventiladores que imitan la mecánica del movimiento y el giro, además de una gran pared de siete metros en la que bailamos como lagartijas. Somos catorce personas en total, ocho hombres y seis mujeres.

-Empezó en el mundo del arte a través del piano. ¿Cómo evolucionó hacia la danza?

-Yo he pasado por muchos estudios diferentes, desde piano y música hasta voleybol, pasando por psicología a nivel universitario. Sin embargo, siempre he sido una persona muy física, de modo que decidí unir la energía de la danza y el deporte con la parte artística de la música. Siempre he sido muy inquieta y he buceado en los campos de la dramaturgia, la historia, la literatura y la poesía. Todo suma.

-Fue la primera mujer en dirigir una función del Circo del Sol en Montreal. ¿Qué supuso ese momento en su carrera profesional?

-Fue un gran cambio en mi vida. Para mí fue una sorpresa enorme. Recuerdo a la perfección que estábamos haciendo en Londres el espectáculo "Nudo" y uno de los dueños del Circo del Sol acudió a vernos. Tras el espectáculo, se acercó a mí para ofrecerme la dirección del próximo espectáculo convirtiéndome en la primera mujer en hacerlo. Yo no tenía proximidad con el Circo del Sol aunque, por supuesto, los conocía y los había visto. Fue un desafío enorme y aprendí mucho. Jamás había trabajado en un proyecto de esa envergadura. El espectáculo contaba con grandes artistas de todo el mundo: chinos, rusos, japoneses, canadienses, americanos... ¡todo menos brasileños! Y llegué yo.

-¿Hay creadores o artistas españoles que le hayan inspirado o marcado durante su carrera?

-Uno de mis sueños es trabajar con Pedro Almodóvar, alquien a quien respeto mucho porque me hace pensar y conecta con mi trabajo. Otro de mis españoles míticos es el cineasta Carlos Saura, que incluso acudió a mi escuela de danza de 800 alumnos y me ofreció hacer una película. Era algo muy ambicioso pero yo tenía muchos frentes abiertos entre el circo, mi compañía y mis hijos y, además, vivía en Montreal.

-¿Se arrepiente de haberle dicho "no" a Saura?

-Claro que no. No fue posible y ya está. Para hacer un buen trabajo hay que tener tiempo y dedicación y yo entonces no tenía ni una cosa ni otra.

-¿Cuántas veces le han preguntado por el baile de inauguración de los Juegos Olímpicos?

- (Risas) Unas cuantas...

-¿Qué siente al recordar ese momento?

-Fue algo muy grande que precisó de mi dedicación durante casi dos años. Una creación completa y muy compleja trabajando con sistemas de creación y producción muy diferentes. Fue espectacular. Y los días siguientes a la gala fueron también muy intensos porque supuso algo muy importante para mí y para Brasil. Todo un orgullo.

-¿Cómo lleva las críticas a sus espectáculos?

-Yo tengo una máxima. Una crítica puede amargarme el desayuno, pero mi almuerzo ya no. Estoy acostumbrada a las críticas. Yo en Brasil hago un trabajo muy diferente y provocativo cuestionando muchas leyes de la danza. He continuado a pesar de las críticas mientras que muchos pensaban que esto no sería más que un fenómeno, pero aquí sigo. Me interesa lo inteligente, la belleza, el desafío, la geometría y el equilibrio.

-En España hay miles de jóvenes entregados a la danza en busca de un futuro profesional. ¿Qué consejos daría a esta cantera de profesionales?

-Lo primero, tener claras las cosas y saber de verdad lo que implican. Muchos jóvenes vienen a mi compañía pensando que es su sueño y yo les respondo: "¿Cómo sabes que es tu sueño? ¿Sabes cuántas horas trabajo al día? ¿Sabes cómo es la disciplina de un bailarín en la compañía?". Un buen profesional tiene que dar clases en muchos estilos, estudiar, formarse, trabajar su cuerpo porque una cosa es hablar y otra es decir cosas bailando. La danza para mí es mi grito, mi palabra, el arte de pensar el cuerpo. El bailarín tiene que estar dispuesto a escalar una pared, bailar dentro de una ruleta, danzar en el barro y hasta a hacer flamenco. Cuando un bailarín dice "eso no lo hago" entonces yo digo: "Bye bye".