Una fuente, una escultura y diverso mobiliario urbano han sido algunos de los ornamentos que han caracterizado en los últimos años la céntrica plaza de la Constitución de la capital, convertida hoy en un "desierto de granito" a juicio de algunos internautas.

Echando la vista atrás, la Fuente de los Remedios fue instalada en la concurrida zona en 1971 aunque treinta años después regresó al parque de San Martín, cerca de su ubicación inicial, como consecuencia de la construcción del actual aparcamiento subterráneo.

Más tarde, la plaza alojó durante seis años la escultura titulada "Stella", obra de Baltasar Lobo de más de tres metros de altura. No obstante, la imagen fue trasladada a los jardines del Castillo en el verano del 2009 con motivo de la inauguración del museo dedicado al artista de Cerecinos de Campos.

Por último, durante los últimos años el espacio fue amueblado con grandes jardineras y amplios bancos -algunos de los cuales situados a día de hoy en la plaza del Maestro Haedo- y retirados día sí, día también para la celebración de todo tipo de actuaciones culturales y manifestaciones sociales.

Sin embargo, en su afán de revitalizar el casco viejo y no obstruir una "zona de paso", según afirman fuentes municipales, el Ayuntamiento apostó en 2016 por trasladar la actividad musical al entorno de la Catedral. De ahí que algunos ciudadanos reclamen ahora una nueva imagen para la plaza, totalmente diáfana.

Así, el zamorano Sergio Colino sostiene que la zona está "seca" e "incompleta": "Es un secarral, parece un desierto, faltan fuentes para beber y baños públicos de verdad, no de cartón piedra. Le faltan jardineras y bancos y le sobran mamotretos sin uso", apunta en referencia a una caseta aneja a la Subdelegación del Gobierno. El joven autónomo defiende, además, que los conciertos allí celebrados atraen a una mayor afluencia de público que aquellos programados en los alrededores de la Seo zamorana puesto que "hay más movimiento y el entorno se beneficia". En la misma línea, la trabajadora Marisa Miguel propone una nueva zona verde: "Es una plaza que está bonita pero muy simple, necesitamos árboles", argumenta.

Por su parte, la jubilada Mari Luz Pérez valora de forma positiva la evolución de la plaza aunque echa en falta algún asiento y rehúsa la colocación de alguna obra escultórica: "Vivo aquí desde hace cuarenta años y la plaza está mejor ahora porque hay parking, aunque algún banquito de cara a Santa Clara no vendría mal para sentarse. En cuanto a las esculturas de Baltasar Lobo y de los otros artistas, yo pienso que estarían mucho mejor metidas en un sitio cerrado, en un museo, porque en la calle hay mucho gamberro y mucho sinvergüenza", apostilla.

Por el contrario, el profesor Cándido Ruiz se opone al emplazamiento de nuevo mobiliario urbano: "Ahora está bien, mejor sin bancos en el medio para que se hagan actuaciones y manifestaciones. Si pones bancos en el medio pierde mucho la plaza y no tiene ninguna lógica, con los que hay en la iglesia de Santiago el Burgo es suficiente", asegura.

En este sentido, Marciano García también defiende su aspecto actual: "Está bien así, no le hace falta nada, comunica con todo y puedes pasar por cualquier lado sin impedimento, para mí que soy minusválido, mejor", agrega.

Por último, el octogenario Pablo Martínez se muestra nostálgico al recordar el pasado del ágora: "Me gusta que esté despejada, antes venían los juglares y cantaban copla y todos escuchábamos alrededor", señala, al tiempo que propone más zonas ajardinadas.

En este contexto, el Ayuntamiento no posee ningún proyecto sobre la mesa, según reconoce Romualdo Fernández, concejal de Urbanismo, Medioambiente y Obras, quien deja la puerta abierta a todo tipo de propuestas a través de la Plataforma de Participación Ciudadana de reciente creación. "La plataforma está para que la gente exponga este tipo de cosas, se valoren, se voten y se ejecuten", sugiere.

"Parece un desierto, le faltan fuentes y le sobran mamotretos sin uso"