Un recorrido por los principales momentos de la existencia de uno de los referentes de la poesía española, el granadino Federico García Lorca, a través de su correspondencia es, fundamentalmente, el guion del montaje teatral que la compañía Histrión -productora de Nines Carrascal y Gema Matarranz- ha representado el pasado lunes en Bermillo de Sayago. Un Lorca desdoblado en hombre y mujer, cuya mitad interpreta Gema Matarranz.

- "Hay 1.000 Federicos García Lorca planchaditos?", ¿cómo es cabalgar por todos esos estados de ánimo?

-Su poesía es complicada, y lo difícil es encontrar el estado de ánimo para interpretar cada poema. Por ejemplo, en la representación hay tres sobre la muerte y lo laborioso es hallar tres estados diferentes que te lleven al mismo sentimiento. Que te salga el que tu quieres poner, no tengo ningún problema, pero dar con la tecla de "ese sentimiento" es una labor de dirección con los actores y, en este caso, Juan Carlos Rubio, nos ha dejado investigar.

- Su compañía, Histrión, es residente en Granada. ¿Cómo ha influido a la hora de representar "Lorca"?

-En Granada hay algo especial. Por un lado, un agotamiento y rechazo por tantas interpretaciones de Lorca. Pero luego está el "mi Federico", que te atrapa, un amor patriótico hacia su figura.

- ¿Cómo ha sido la tarea previa a interpretar una obra como "Lorca", frente a otras en las que ha sido protagonista, como "Juana la Loca"?

-"Juana" fue un espectáculo que retomé y lo fui haciendo mío junto al público, sin prisa. En cambio, este montaje ha sido desde el minuto cero una labor de investigación del director y, después, de trabajo con los actores. El texto lo vimos en 2 días y los ensayos solo en 21, fue muy rápido.

- ¿Cuál fue su estrategia?

-No tengo método, pero sí sé lo que nunca hago. Trabajé "Juana" sin investigar nada sobre reyes, ni historia, y con "Lorca" fue parecido, lo único que conocía bien fue "Poeta en Nueva York" porque para mí ha sido un referente. Nunca me había imaginado hacer este personaje: primero porque no sabía si me interesaba su persona y segundo, por ciertas inseguridades a la hora de interpretarlo con 54 años. Pero después pensé que si el director tenía fe, adelante.

- ¿Qué aporta para este "Lorca" elementos como la escenografía, la iluminación o el sonido?

-En esta obra no somos solo dos personajes, sino un equipo donde la luz baila con nosotros, encontrando la manera de apoyar el estado de ánimo que representamos, de la mano del sonido que trabaja con el público. Y el "atrezzo" es absolutamente necesario. Cuando el director, Juan Carlos Rubio, me dijo que íbamos a tener dos escenografías, tuvo dos respuestas. Como productora: ¿Más dinero? Y como actriz: ¡Qué maravilla!

- Después de interpretar a "Juana", este texto sigue siendo un monólogo, pero ahora dual, ¿qué supone estar sobre las tablas junto a Alejandro Vera?

-Es un lujo. Alejandro es un actor de raíz, con una pasión tremenda por su trabajo, unas aptitudes increíbles -voz, cuerpo, respeto al compañero-, y ama el teatro. Lo tiene todo. Pero somos muy diferentes: él es tierra, pisa, baila, mientras que yo estoy "de puntillas", en el aire, pero nuestra conexión es brutal. El descanso mientras actúa el otro, no es reposo, es escucha.

- Dos actores que interpretan a un mismo personaje en un complicado texto compuesto por piezas de la literatura del poeta de la generación del 27.

-La labor de Juan Carlos Rubio ha sido tremenda, logrando que se entienda que los dos personajes son Lorca y que si en algún momento te pierdes, retomes enseguida. El ritmo es trepidante y los objetos, a pesar de ser simples, cobran mucho sentido.

- Interpretando a Lorca, ¿cómo entiende su vida?

-Era un visionario y un revolucionario. Lorca es capaz de decir cosas que ahora no nos atrevemos. Por ejemplo: "Condeno al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos", está hablando de todo lo que está pasando ahora y no se dice. Él hablaba, entre otros temas, del hambre sin tapujos. ¿Quién habla del hambre como habla él? La sociedad actual se implica mucho menos. Él lo hizo tanto que volvió a Granada aún sabiendo que era peligroso.

- ¿Cómo sentía el dramaturgo el teatro?

-Era su pasión, la palabra.

- Después de más de casi una década encarnando la piel de "Juana" sobre las tablas nacionales e internacionales, ¿qué contrastes y qué similitudes encuentra entre estas dos obras?

-Ambos son muy humanos y a los dos les costaba poner en armonía el corazón y la cabeza.

- ¿Qué sensación percibe entre el público tras ver "Lorca"?

-La palabra que más nos dicen a la salida es "gracias" y lo resume mucho. También a Federico, hay que darle las gracias.

- Desde su perspectiva, ¿cómo se presenta el futuro para el teatro?

-Hace 20 años que el grupo Golpes Bajos dijo que eran "Malos tiempos para la lírica" y seguimos viviendo un momento precario. Ojalá los que manejan la cultura escucharan lo que decía Lorca: "el teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre". Solamente atendiendo a sus palabras, la concepción de cómo llevar la cultura al pueblo tomaría un giro.

- ¿Cómo considera que se trata la cultura en España?

-Directamente no se está tratando, no interesa. Pero entre los ciudadanos si hay cambios. El primer año que vinimos a Bermillo de Sayago con la "Juana", la gente estaba despistada cuando entraba al teatro. Pero esta vez, que era la tercera que veníamos, los vecinos ya sabían dónde se tenían que sentar, sabían que había una introducción previa a la obra, etc. Algo que hay que trasladarlo a todo.

- ¿Por dónde va a girar "Lorca" próximamente?

-En lo que queda de año tenemos bastantes fechas programadas por Andalucía y también estaremos en Galicia. Ya en 2018 pasaremos por Valladolid, Segovia, Madrid, y en abril volveremos al Teatro Principal en Zamora.

- Compagina su faceta de actriz con las labores de producción en la compañía Histrión, junto a la zamorana Nines Carrascal, ¿cómo es este trabajo?

-Soy muy afortunada de tener a Nines. Somos un tándem que se mueve aún con más facilidad que Alejandro y yo en el escenario. Hemos encontrado un equilibrio y compartimos una forma de ver la vida. Es mi compañera del alma.

- En la obra se escucha "La única ley del teatro es el juicio del espectador". ¿Qué es para usted el teatro?

-Yo vivo y soy feliz sobre las tablas, pero sobre todo soy libre.