Las líneas generales del nuevo documento abordarán también la siempre polémica peatonalización de la zona. En este sentido, el equipo de Gobierno no pasa por alto "la fuerte discusión ciudadana que genera esta medida", reconoce el edil de Urbanismo, Romualdo Fernández, sin obviar que el casco histórico "tiene un formato muy concreto porque es un fondo de saco, es decir, se entra en él y no se vuelve a salir, de modo que tiene una solución muy complicada que requiere imaginación". No obstante, asume que "hay que tender a la peatonalización, pero nunca bajo la imposición sino desde el consenso". Fernández expone que "si lo que queremos es que en el casco histórico viva gente, esa gente tiene que opinar, dar sus razones y poder buscar juntos soluciones". Una medida de este tipo implicaría también, además de una reordenación del tráfico, "una promoción fuerte de transportes no agresivos".

La futura modificación del plan especial dejaría sin validez el avance elaborado en el pasado mandato. Ese documento no valdría porque "hay que replantearse la idea de ciudad en toda su extensión, de modo que las ideas de grandeza que valían hace unos años ahora ya no tienen sentido".