El delegado diocesano de Patrimonio, déan y director del MuseoCatedralicio y del Diocesano, que este mes de julio ha cumplido cinco años de existencia, repasa este primer lustro del centro artístico de la Diócesis así como asuntos relacionados con el arte del Obispado.

—El Museo Diocesano de Zamora se convirtió en una realidad hace ahora cinco años. ¿Cómo valora este primer lustro de vida?

—Zamora es especialmente conocida y valorada por su pasado histórico y su patrimonio artístico. La creación de este nuevo museo hace cinco años posibilitó la recuperación de una iglesia románica del siglo XII, con una interesante cabecera y unos bellísimos capiteles, que se encontraba infravalorada desde el punto de vista pastoral y cultural. Incrementó la oferta museística ofreciendo a visitantes y turistas el acceso a su interior y a unos fondos permanentes de carácter religioso que se hallaban recogidos y custodiados en su mayoría en el Obispado y que, expuestos conforme a un breve relato de la historia de la salvación, ofrecen una visión sintética y comprensible del mensaje cristiano.

— ¿Quiénes se acercan más al centro ubicado en la antigua iglesia de Santo Tomé?

—Lamentablemente son más los turistas que los propios zamoranos los que visitan el Museo Diocesano, ubicado en la iglesia de Santo Tomé. Muchos zamoranos lo desconocen y hay que recordar una vez más que no se ama lo que no se valora, y no se valora lo que no se conoce...y no es excusa el pago de una entrada, necesario para el mantenimiento de la oferta museística, pues hay días y horarios concretos de acceso gratuito. Quizás falten voluntad, motivación y acaso educación temprana en el conocimiento y el aprecio por cuanto nuestros antepasados nos legaron, y la asunción de que el arte, en este caso religioso, debe ser un aspecto fundamental en la formación integral de la persona, que puede elevar su espíritu por encima de lo más prosaico de la existencia.

—En las muestras temporales, de seis meses de duración, han dado cabida a artista contemporáneos locales. El primero fue el fallecido Alfonso Bartolomé y hace unas semana el relevo lo tomó Antonio Pedrero.

—La ciudad y la provincia de Zamora han dado grandes artistas plásticos durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años de la presente centuria, con una interesante obra religiosa. Sirvan de ejemplo artistas como Castilviejo, con los murales de la iglesia de María Auxiliadora; Coomonte, Crespo Rivera y Luis Kiko, que trabajaron en la iglesia de Cristo Rey; Antonio Pedrero, con pinturas en Villalpando y Muga de Sayago; Alfonso Bartolomé, con mosaicos y vidrieras en Benavente y Zamora; Ricardo Flecha, con esculturas en Benavente, Manganeses de la Lampreana y otras iglesias, y un largo etcétera. El Diocesano tiene el deber y la obligación de dar a conocer, mostrar y reconocer la obra religiosa de estos grandes artistas que han trabajado para la iglesia diocesana.

—El Museo Catedralicio todavía exhibe los tapices flamencos, una de las joyas de la Catedral. ¿Para cuándo un centro específico que albergue la colección?

—Un asunto muy importante es encontrar un continente adecuado para exponer de forma adecuada los veinte tapices que componen la colección catedralicia, una de las mejores del mundo. El tema es de gran calado y la inversión es de gran envergadura, por lo que el Cabildo en solitario no creo que pueda acometer tal empresa si administraciones públicas, entidades con provisiones de fondos sociales y culturales, organismos, empresas, etc., no confluyen con nosotros para el logro de nuestro objetivo. De momento, parece que el asunto de la ubicación se va despejando, la mayoría de los tapices ya han sido restaurados por la Junta de Castilla y León, y solo falta que la crisis económica que nos ha abrumado durante tantos años se supere, y que las partes que pueden implicarse en el proyecto acudan solícitos a nuestra llamada.

—¿Bajarán alguna ubicación próxima al primer templo diocesano o bien optan por un emplazamiento un poco más lejana, como la ermita de los Remedios?

—De la ubicación del Museo de Tapices no puedo decir más que eso. Los Remedios se mantiene cerrado a la espera de que se le dé un uso cultual o cultural.

—Los robos en templos y ermitas del medio rural son, por desgracia, una constante en los diversos arciprestazgos de la diócesis. ¿Cómo vive la situación la Delegación de Patrimonio que dirige?

—Los robos son inevitables. Si han robado «La Gioconda» en el Louvre y «El Grito» de Munch en la Galería Nacional de Oslo, ¿cómo no van a poder robar en una iglesia de cualquiera de nuestros arciprestazgos? No obstante, podemos tomar medidas disuasorias. A los párrocos o curas encargados les pedimos que no dejen dinero en el interior de los templos mientras estos permanezcan cerrados. A los feligreses, que si ven algún movimiento sospechoso o extraño que pueda inducir a pensar en un posible robo, de inmediato lo pongan en conocimiento del párroco. Y a las fuerzas de seguridad, que redoblen los esfuerzos por hacer rondas y vigilar, especialmente por las noches, los pueblos y sus iglesias.

—A causa de los hurtos ¿se han producido desplazamientos de piezas artísticas desde algunos templos para evitar su sustracción?

—Solo en algunos casos. No obstante, casi todas las iglesias de la Diócesis de Zamora poseen un inventario de todos los bienes históricos y artísticos, lo no impide que un objeto sea robado, pero resulta casi imposible colocarlo en el mercado del arte y de las antigüedades.

—Hace unos días saltó la denuncia pública de fraude continuado en el recuento de visitantes, falsificación de datos oficiales y financiación irregular en las muestras de la Fundación Las Edades del Hombre. Usted fue el comisario de la exposición desarrollada el pasado año en Toro y ha colaborado en diversas muestras de arte sacro como guionista y en la selección de obras. ¿Qué tiene que decir al respecto?

—A quien le corresponde decir algo, si lo cree oportuno, es a la Fundación Las Edades del Hombre. Por mi experiencia personal en Las Edades del Hombre me resulta imposible dar crédito a las acusaciones de que ha sido objeto. Creo que se trata más bien del perjuicio que un particular, sobradamente conocido, ha querido hacer a la Fundación a consecuencia de que esta no haya accedido a sus pretensiones personales y comerciales. Estoy seguro que todo se aclarará satisfactoriamente.

—En los últimos años el Cabildo Catedralicio ha apostado de lleno por la puesta en valor del primer templo diocesano. ¿Qué ha supuesto para la seo?

—Un cambio radical en la visión y la percepción que teníamos del interior de la Catedral. En 1620 se habían cegado los lucillos funerarios de sus paramentos, y se había dado a todo ello una apariencia de uniformidad merced a la sillería fingida que se pintó y a las inscripciones sepulcrales labradas. Se habían ocultado las obras escultóricas y pictóricas medievales y la nave era tan solo un corredor de paso para abandonar la Catedral por la Portada del Obispo. El Cabildo, con buen criterio, y contando con el beneplácito de Patrimonio, decidió hacer una prospección endoscópica, lo que llevó al hallazgo de obras artísticas de interés. Posteriormente abordó la apertura de los mencionados lucillos y su restauración. Ha sido impresionante sacar a la luz el relieve policromado de la Transfiguración, otro de Cristo sedente entre un grupo de apóstoles, el bulto funerario del abad del Espíritu Santo y la pintura mural de la misa de San Gregorio. La nave ya no es un lugar de paso, sino que se ha convertido en un espacio para disfrutar de estas bellas obras góticas antes de abandonar el edificio. Igualmente ha sucedido con la apertura de los lucillos de enterramiento del obispo Pedro II y de los restos hallados en el claustro catedralicio tras su incendio en 1591, situados en la nave septentrional. Finalmente, la recuperación de la Capilla de Santiago fue algo casual.

—Concrétenos.

—Con el fin de sustituir el maltrecho solado de madera se hubo de retirar los armarios de lo que entonces era vestuario capitular y la sorpresa fue encontrar varios lucillos sepulcrales de época gótica; el nicho para el retablo de Santiago, con molduras y pinturas del primer tercio del siglo XVI; la bóveda del siglo XIII que cubre la estancia; unas pinturas protorrenacentistas, y algunas cosas más. La intervención, dirigida magníficamente por el arquitecto Claudio Ignacio Pedrero Encabo, supuso un gran esfuerzo económico por parte del Cabildo, pero mereció la pena. Hoy se ha convertido en uno de los mayores atractivos del recinto catedralicio, pues además de poder visitar esta esplendorosa estancia, también se pueden contemplar los objetos artísticos que con todo esmero se han instalado en ella. Las obras descubiertas, que poseen una gran plasticidad, en su conjunto constituyen el contrapunto a la austeridad decorativa de este pequeño edificio medieval, la catedral más antigua y más reducida de toda la comunidad.

—¿El Cabildo seguirá por la senda de las restauraciones?

—Mientras los recursos económicos se mantengan y pueda afrontar el mantenimiento y la conservación de los bienes que gestiona, seguirá haciendo propuestas de restauración como lo ha hecho hasta ahora.

—En los últimos veranos la Catedral ha albergado conciertos nocturnos una oferta que este año no tiene lugar. ¿Por qué?

— «Domo musical» comenzó su andadura hace cinco años, con la ayuda inestimable de Alberto Martín Márquez, director artístico del Festival Internacional de Música «Pórtico de Zamora». Se han desarrollado cuatro ediciones con un éxito notable de público, dada la calidad artística de los conciertos, con intérpretes de reconocido prestigio a nivel mundial. Este año, desgraciadamente, no ha sido posible llevarlo a cabo, entre otras razones por la dificultad de cuadrar agendas con las personas y los grupos propuestos, y a causa de otros imprevistos que esperemos no vuelvan a suceder en el futuro.

—El verano pasado la seo puso en marcha visitas guiadas nocturnas que han continuado durante el año y que vuelven a contar con dos fechas cada semana durante los meses de julio y de agosto.

—Fue un completo éxito el pasado año y la demanda nos obligó a extender la oferta al resto de los meses del año, de modo que la visita se ha seguido realizando de forma ininterrumpida los sábados por la noche, y en otros días laborables cuando algún grupo lo solicitaba expresamente. Ahora, durante los meses estivales, se realizará los viernes y los sábados, a partir de las diez de la noche. Acuden muchos zamoranos y turistas venidos de otras regiones del país, que manifiestan su extrañeza por no contar con algo semejante en las catedrales de sus lugares de origen. Es una forma, muy sugerente, de ver el interior de la iglesia madre de la diócesis en grupo, pero no yendo acompañado de un guía personal o de una audioguía recorriendo los diversos espacios con sus explicaciones.

—A mucha gente le llamó la atención el «paseo nocturno» por las cubiertas de la Catedral de una pareja de norteamericanos. ¿En que quedó todo?

—En algo anecdótico, pero nos ha hecho reflexionar acerca de la seguridad externa de la Catedral. Los jóvenes accedieron a las cubiertas del edificio a través de los baños públicos instalados por el Ayuntamiento hace unos cuantos años en el parque del Castillo, junto a la llamada «casa del campanero». Por esta razón, hemos instado al Ayuntamiento por escrito a que retire cuanto antes esos urinarios, no solo porque facilitan el acceso a la Catedral a los intrusos, sino porque están instalados en un solar que es propiedad del Cabildo y dicha instalación no cuenta con la autorización del titular. Asimismo se le ha pedido que ordene retirar el transformador de una empresa hidroeléctrica que se halla ubicado en el mismo solar, pero de forma subterránea. En cuanto a si los intrusos pagaron los desperfectos, que tan solo fueron la rotura de algunas tejas, el Cabildo determinó no cargarlos sobre los denunciados, sino costear él mismo su reposición.

—Alude a unos servicios públicos. Durante las fiesta de San Pedro estuvo situado un uricanior junto a la iglesia de San Juan.

—Me gustaría que la Concejalía correspondiente, si realmente quiere mostrar su sensibilidad e interés por el patrimonio religioso-cultural de la ciudad, una ciudad que aspira al reconocimiento mundial por sus iglesias románicas, no vuelva a situar unos urinarios en el costado norte de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva, junto a la Plaza Mayor, que, además de provocar un olor nauseabundo, dan una imagen pésima para los visitantes y turistas, y también los contenedores de basura que hay junto a las iglesias o cercanos a ellas. Hay que recordar que los edificios declarados Bien de Interés Cultural y sus entornos están protegidos por la legislación vigente.