Zamora Menezes nació en Mumbai, La India, aunque vive en Australia desde que tiene cuatro años. Su sueño desde hace tiempo era conocer la historia de la ciudad que le da nombre. Viaja sola, apenas habla español, pero su ilusión es más grande y poderosa que los 17.814 kilómetros de distancia que separaban a Zamora de la ciudad que le dio su nombre.

-¿Qué significa para usted Zamora?

-Zamora es un sentimiento de pertenencia, de formar parte de esta ciudad, aunque sea la primera vez que la visito. Nunca tuve un nombre común que encajase entre la gente, porque era muy diferente al resto. Siempre me encantó mi nombre, me parecía muy bonito, pero algunas personas lo percibían como un nombre raro. Aquí escucho Zamora constantemente y es muy agradable sentirse parte de esta comunidad, nunca me había pasado esto. Cada vez que menciono que me llamo Zamora, la gente exclama sorprendida "¡uauhh!" y recibo una calurosa bienvenida.

-¿Cuál era tu objetivo al venir a Zamora?

-Quería conocer la historia de la ciudad que tiene el mismo nombre que yo, cuándo nació Zamora y cómo se produjeron los primeros asentamientos. La visita al Museo de Zamora me ha resultado muy interesante para aprender la prehistoria de la provincia y saber cómo se produjo la conquista romana de Zamora. Me he comprado un libro sobre la historia de la ciudad y lo primero que haré cuando regrese a casa será leerlo.

-¿Por qué sus padres decidieron llamarla Zamora?

-Mi padre descubrió Zamora leyendo un atlas y pensó que era un nombre precioso. ¡Simplemente le encantó! Quería ponerme un nombre que empezase por "z", al igual que los nombres de mis hermanas, que se llaman Zeitel y Zuleika.

-¿Esperaba encontrarse con esta Zamora?

-En absoluto. Ha sido toda una sorpresa. Podía haber localizado Zamora en Google Maps o haber buscado información sobre qué visitar de la ciudad, ya que ignoraba si Zamora era grande. Mi plan era descubrir Zamora por mí misma, yendo al Centro de Información Turística, paseando por sus calles y sintiendo la esencia de esta ciudad. No me esperaba conocerte, ni tampoco que Zamora tenía tanta tradición e historia. Sabía por un chico que conocí hace tres meses que había muchas iglesias románicas, pero estoy realmente asombrada por lo bella que es. Me ha encantado el puente de piedra, la plaza de Viriato con su arboleda entrelazada, el Parador de Turismo Condes de Alba y Aliste y su patio interior, las calles y los edificios de la ciudad. Puedo decir sin reparos que es una de las ciudades más bonitas de las que he visitado. Es maravillosa.

-¿Recomendará Zamora a sus amigos?

-Por supuesto, no sé si se aventurarán como yo a recorrer casi 18.000 kilómetros, pero si viajan a España les voy a recomendar con total seguridad que visiten Zamora. No sé si se animarán, pero sí quiero traer a mis padres, a mis hermanas y a mi novio. Les va a encantar. Además, me gusta que Zamora no sea un sitio muy popular para todo el mundo, porque eso la hace aún más especial.

-¿Qué es lo que más le ha gustado de la ciudad?

-La gente y su recibimiento. Los zamoranos son muy amables y honestos. Antes de venir a Zamora no conocía a ningún español. El conserje del hotel también ha sido muy atento y a pesar de no poderme comunicar bien en español, me ha ayudado mucho. Me recomendó ir a la Plaza Mayor y acercarme a una cervecería para tomar algo. Me ha encantado el sentido de comunidad, la autenticidad de la ciudad y lo apacible y segura que es. Pasear por Zamora me ha hecho reflexionar sobre las cosas importantes de la vida como la familia, la comida o el buen tiempo. Puedes sentarte en un banco a contemplar el río Duero, hacer un picnic, recoger a tus hijos del colegio y dejarlos en el patio jugando con otros niños con la seguridad de que no les va a pasar nada. Es simplemente fabuloso. La vida es muy corta y hay que disfrutarla al máximo. Y me ha gustado mucho encontrar tazas de café donde se lee "Quiero a Zamora" (risas).