Reside en Nueva York desde los años 70 tras pasar varias décadas en Marruecos, donde se empapó de la multiculturalidad que le ha dado una visión de la vida amplia e intuitiva. Su trayectoria profesional, siempre en el ámbito docente y literario de la mano del castellano, le ha convertido en un hombre cosmopolita amante y defensor de su lengua materna. Se considera español por encima de americano y marroquí, es más, "soy andaluz, de La Línea de la Concepción, siempre con el pueblo por delante", añade, orgulloso. Pese a la imponente presencia de hispanohablantes en Estados Unidos, la llegada de Donald Trump al Gobierno americano ha supuesto un retroceso en el tiempo resucitando un espíritu xenófobo del que "saldremos fortalecidos seguro al cabo del tiempo".

-¿Cuál es el estado de salud de la Academia Norteamericana de la Lengua Española?

-Muy bueno. Hemos hecho un trabajo muy importante en estos últimos años. Yo estoy al frente de la academia desde el año 2008 en una institución que representa a 40 millones de hispanohablantes de Norteamérica. La academia es, junto a la de Filipinas y la de Guinea Ecuatorial, la única asentada en un país cuya lengua mayoritaria no es el española. Siempre ha habido una pugna entre el inglés y el español, pero este último sufre una hispanofobia hacia lo latino que se ha recrudecido durante este último periodo con Donald Trump. Yo acuñé un término que va teniendo aceptación que es, en vez de hablar de latinos o hispanos, hablar de hispanounidenses, que son las personas de origen hispano pero que llevamos muchos años en EEUU y que para nosotros es uno de nuestros países aparte de España. Nosotros trabajamos en Estados Unidos y lo enriquecemos, aportamos nuestra cabeza y nuestras manos para favorecer el desarrollo del país.

-Después de tantos años de residencia en Nueva York, ¿se siente español y americano a partes iguales?

-Sin duda alguna. No solo español sino andaluz. Yo he mantenido siempre esas raíces y creo que los orígenes nunca deben de perderse. Quizá por el hecho de haber vivido tantos años en Marruecos he sido siempre una persona muy cosmopolita, así que cuando arribé a Nueva York en el año 1973 fue un choque fuerte pero como ya había convivido con muchas nacionalidades no me sentí nunca un extraño en la gran ciudad.

-La academia tiene su sede en Nueva York, centro neurálgico intercultural por excelencia. ¿Cómo se enriquece el vocabulario con la sinergia de culturas?

-Lo mismo que se habla de colombianismo o dominicanismo, hoy en día se puede hablar ya de estadounidismos, que son los vocabularios y palabras que ya existen pero que hay que utilizarlas teniendo en cuenta el concepto, que es distinto con los tintes culturales de EEUU. Por ejemplo, entre los hispanos se van a desayunar para tomar un "pretzel", está muy interiorizado.

-Vendría a ser el famoso "Spanglish"? ¿Cree que el fenómeno enriquece o, al contrario, empobrece las dos lenguas?

-La academia no está en contra de nada porque no somos la policía de la lengua. Es un fenómeno interesante que apareció hace muchos años, de hecho, el término lo adopta un puertorriqueño. Para muchos lingüistas, que yo no lo soy, ese fenómeno es el cambio de código, es decir, una persona empieza a hablar en un idioma y sin darse cuenta introduce palabras de otro hasta acabar hablando en otra lengua. El término aparece gracias a nuestra academia en la RAE. El fenómeno no creo que empobrezca los dos idiomas, pero sí dejar claro que el Spanglish no es una lengua sino una modalidad popular. Lo que queremos es que el hispano utilice un español universal porque en ese sentido una persona que mezcle las dos lenguas yo creo que está limitada, sobre todo, a la hora de acceder a un trabajo. Lo que sí tendemos es a intentar que no se utilicen anglicismos innecesarios, cosa que en España se hace mucho por snobismo aunque la gente no sepa una palabra en inglés y eso en el fondo es una tontería, sobre todo, cuando hay un vocabulario español como lengua universal riquísima.

-¿Qué relación tienen la institución norteamericana que preside con la Real Academia Española?

-Somos una de las academias de la Asociación de Academias de la Lengua Española con sede en Madrid, de modo que somos correspondientes de la RAE, estamos conectados. Al fin y al cabo el futuro del español no está en España sino en América, incluso yo diría que en Estados Unidos, con 50 millones de hispanohablantes. Todos los grandes estudios y cambios lingüísticos de la RAE tiene que contar con nosotros y nuestras comisiones lingüísticas. Yo trato siempre de cooperar con ellos, por ejemplo, en la 24 cuarta del diccionario de la RAE que ya se está preparando.

-En los últimos días ha tenido mucho eco la incorporación de "iros" como imperativo del verbo ir. ¿Está de acuerdo con la inclusión de palabras por su alto uso?

-La lengua la hace la gente, no las academias. Si la gente dice "iros" tendremos que aceptarlo y asumirlo como parte del idioma. Allí, en EEUU ocurre lo mismo con otros términos y hay que aceptarlo. En ocasiones han admitido locuciones que parecían aberrantes, pero hay que asumirlas.

-¿Cómo es la promoción de los autores españoles en Estados Unidos?

-En el nivel universitario se siguen estudiando los grandes clásicos. Yo hice un trabajo de investigación hace unos años y llegamos a la conclusión de que la obra española más leída allí es "Cinco horas con Mario", de Miguel Delibes. En las librerías de Nueva York se puede ver mucha obra de Arturo Pérez Reverte, que se lee muchísimo y tiene un éxito tremendo con muchos seguidores, y también se ven obras de Javier Marías.

-¿Cómo es la integración de las segundas generaciones en la sociedad americana y su conservación del idioma?

-Mi hija consiguió un buen puesto de trabajo precisamente por ser bilingüe. Las segundas generaciones mantienen el español con un interés enorme por su lengua de origen. El nivel no es tan bueno como el de sus padres, pero lo manejan bastante bien porque han descubierto que quien es bilingüe vale por dos. Gran verdad. Sin embargo, con los hijos de hijos ya la cosa cambia un poco, aunque se mantiene también la tendencia porque las raíces al final están ahí. Lo que está claro es que el español va a continuar en el tiempo porque la emigración es imparable por muchos muros que quieran erigir y más con un mundo tan globalizado donde Internet reina por encima de todo. Aún así, a mí me molestan mucho esos movimientos que están resucitando en contra del español ya no solo del idioma sino de la persona, que nos ven como una amenaza a los valores patrióticos del país. Eso molesta y da rabia.

-¿Habla de Donad Trump?

-Por supuesto. Con el nuevo presidente se ha visto que toda esta ideología racista e hispamófoba que estaba soterrada con los gobiernos de Bill Clinton y Barack Obama, y que ahora vuelve a salir con la llegada de un hombre al que han votado, eso no podemos olvidarlo. De todos modos, yo creo que la reacción puede ser incluso positiva porque los hispanos pueden venirse arriba y querer hablar español más fuerte para que nos oigan más aún. Aún así hace daño porque es un desprecio. Somos parte del país con unos derechos y es como querer suprimir a parte de un territorio sin darse cuenta de que el español fue la primera lengua europea que se habló en Estados Unidos, no fue el inglés. En las escuelas se tiene que hablar de esto.

-El español ha desbancado al francés y al alemán como segundo idioma. ¿Por qué entones sigue siendo la lengua pobre?

-Porque el norteamericano sigue viendo al español o hispano de forma un tanto denigrante, es la lengua de la pobreza, y eso tiene que cambiar hoy en día porque el país está lleno de españoles profesionales que llevan la cultura hispánica en general a una cota muy alta. Hay que luchar para que esa clase media estadounidense tan ignorante deje de ver al español o al latino en general como procedente de la lengua de la pobreza. Eso va cambiando poco a poco. Yo llevo 43 años en Nueva York y en la universidad cada vez hay más interés por la cultura hispánica. Hay quienes piensan que la segunda y tercera generación pierde el español, hasta cierto punto es cierto, pero muchos otros descubren la importancia de hablar dos idiomas, lo cual significa que vale por dos.

-Si ese racismo es tan patente hacia el latino, ¿cómo es la actitud hacia el musulmán con la situación actual de terrorismo yihadista del que Estados Unidos no se escapa?

-La seguridad aquí ha cambiado mucho pero no de ahora, sino desde el 11 de septiembre. Cualquier actividad que haya de índole popular, gubernamental o festival hay una presencia policial enorme. Pero desgraciadamente tiene que ser así. La presencia musulmana allí es muy grande pero debe de quedar muy claro que ese colectivo no tiene nada que ver con movimientos integristas islámicos. El desastre puede ocurrir en cualquier momento y en cualquier sitio.

-Tras tanto años en EEUU, ¿qué reconoce como mayor virtud y defecto del estadounidense de libro?

-Son muy rigurosos en su trabajo y con una capacidad de organización muy buena. Es un pueblo muy generoso y hospitalario, con gente sencilla, sentida y abierta en lo que se refiere al pueblo de verdad, aunque no es lo mismo estar en un estado que en otro. Incluso en Nueva York, con esa fama de tierra hostil, la verdad es que ante cualquier desgracia la gente se une. Además, se puede subir laboralmente sin necesidad de "amiguismos" ni "dedismos", por méritos propios, vengas de donde vengas.