El Aaiún, Auserd, Dajla y Smara son, probablemente, cuatro de los topónimos más emocionalmente sobrecargados y, al mismo tiempo, más desconocidos de todo el mundo. Esos cuatro nombres se corresponden con sendas ciudades del Sáhara Occidental y dan su denominación, a medio camino entre el homenaje y la protesta, a los campamentos de refugiados saharauis ubicados en Tinduf, al suroeste de Argelia.

Allí residen desde hace más de 42 años unas 150.000 personas en unas condiciones deplorables; gran parte de ellas, en tiendas o en precarias construcciones de adobe, sin apenas servicios, soportando temperaturas que pueden superar en verano los 50 grados y bajar de cero por las noches y dependientes por completo de una ayuda internacional que, para colmo de males, empezó a flaquear desde el inicio de la crisis económica.

Muchos de los refugiados saharauis que viven en los campamentos de Tinduf son de tercera generación y todo apunta a que se prepara la cuarta, como parte de un fracaso de la política internacional que nadie parece saber cómo atajar.

Numerosas organizaciones nacionales e internacionales procuran hacer sus contribuciones para aliviar en la medida de lo posible la dureza de la vida de esas decenas de miles de personas atrapadas por su propia condición. Sin ir más lejos, en el ámbito local, la Asociación Zamora con el Sáhara recibe durante estos días a medio centenar de menores que pasarán dos meses en la provincia gracias al programa "Vacaciones en paz", que tiene su réplica por distintos puntos de Castilla y León.

En este contexto, la labor solidaria y de concienciación va todavía más allá para personas como María Sanchidrián. Esta oftalmóloga nacida en Ávila hace 37 años desarrolla su tarea profesional en el Complejo Asistencial de Zamora y lleva ocho años colaborando en proyectos de cooperación internacional. De hecho, durante los últimos seis meses su lugar de trabajo ha sido, precisamente, el suroeste de Argelia.

María Sanchidrián participó sobre el terreno desde octubre de 2016 hasta abril de 2017 en el proyecto de ayuda humanitaria denominado "Ojos del Sáhara", promovido por la Fundación Ojos del Mundo, con sede en Barcelona, e íntegramente financiado por la Agencia Española de Cooperación, además de contar con el respaldo de la Junta de Castilla y León a través de la Gerencia Regional de Salud, que facilitó el correspondiente permiso de cooperación al desarrollo. En este apartado, destaca también el "apoyo incondicional" de la Asociación Zamora con el Sáhara.

La Fundación Ojos del Mundo desarrolla en la actualidad varios proyectos de cooperación internacional en áreas en vías de desarrollo y de ayuda humanitaria en Bolivia, Malí y Mozambique, además de su tarea en los campamentos de refugiados de Tinduf, donde tiene presencia activa desde hace más de 15 años.

Durante ese semestre, fue posible realizar una labor asistencial masiva a la salud visual de más de 3.000 saharauis, incluidas patologías médicas, cirugías y urgencias y la doctora Sanchidrián coordinó personalmente la capacitación del personal sanitario local para el área de Oftalmología. "Se facilita la capacitación del personal sanitario que hay en los campamentos para dar asistencia en salud visual mediante el apoyo al departamento de Oftalmología, que está conformado por 14 técnicos en Optometría, que no son médicos. Hacía yo las cirugías porque los técnicos pueden tener capacitación médica pero no quirúrgica", puntualiza la oftalmóloga. "Son de origen saharaui, con formación en Cuba, y llevan las funciones de ópticos, es decir, graduación y temas de refracción y de taller de óptica y son quienes dan asistencia en patología oftalmológica y salud visual a la población de los campamentos", añade.

María Sanchidrián fue voluntaria durante más de una década de Cruz Roja Española en Salamanca, en proyectos dedicados a juventud y educación para la salud, e inició en 2010 su colaboración internacional, concretamente, en Guinea-Bisáu y, después, en Camerún, con diferentes campañas asistenciales en las que invertía el tiempo de sus vacaciones.

La posibilidad de trabajar en proyectos más largos, "con mayores implicaciones", se intensificó con la realización de un máster internacional de cooperación en el que se formó como técnica de cooperación y ayuda humanitaria. Posteriormente, empezó a trabajar en formación y capacitación de personal sanitario. "Mi primer viaje a la zona fue a través de la Asociación Zamora con el Sáhara y, después, seguí colaborando con varias campañas asistenciales a través de la Fundación Ojos del Mundo, con la que actualmente estoy desarrollando los proyectos como el de esta estancia de seis meses", comenta. "He podido hacer este trabajo gracias a la colaboración inestimable que desde las diversas instituciones de mi entorno se me ha brindado. He viajado mediante el permiso que hay a tales efectos para colaborar en proyectos en áreas en vías de desarrollo, proyectos de cooperación internacional y ayuda humanitaria a través de la Junta de Castilla y León", rubrica.

La vida diaria en el suroeste de Argelia no es fácil. En este difícil contexto, la formación y capacitación de esos catorce técnicos empieza a conformar un departamento de salud visual que permite tratar las principales causas de ceguera propias del desierto. "Probablemente, sea la región del mundo donde hay más patología ocular", sentencia Sanchidrián.