Casi dos de cada diez vecinos de la provincia de Zamora apenas saben leer y escribir con desenvoltura, es decir, son denominados por las estadísticas como "analfabetos funcionales". Se denominan así a las personas sin conocimientos para utilizar su capacidad para escribir, leer y calcular de una manera eficiente en situaciones habituales de su día a día. Se diferencia del analfabetismo en el sentido estricto de la palabra en que estos tienen incapacidad absoluta para leer o escribir incluso las frases más sencillas y hasta sus nombres y apellidos en algunos casos.

Algunas actividades simples como rellenar una solicitud laboral, leer una noticia en un periódico, consultar un diccionario o comprender un folleto turístico o informativo están más allá del umbral de entendimiento de este colectivo que, en Zamora, implica en torno al 20% de la población, según los datos del INE. Algunas de las personas de más avanzada edad firman hoy en día con una raya o un garabato.

La población a partir de 75 años es la que, casi en su totalidad, pertenece a este grupo de analfabetos funcionales. Hombres y mujeres que no tuvieron la oportunidad de ir al colegio al tener que ocuparse junto a sus padres de las labores profesionales ligadas a la agricultura y la ganadería. De este colectivo, las mujeres zamoranas triplican a los hombres ya que en algunos hogares del siglo pasado ellos tenían prioridad sobre las féminas a la hora de estudiar. Éstas o no iban a la escuela o lo hacían de forma intermitente ya que las sacaban de las aulas para ayudar en el cuidado de los abuelos o de los hermanos pequeños para que sus progenitores pudieran continuar sus labores de campo.

La escolarización no es obligatoria en España hasta el año 1970 para los niños entre seis y dieciséis años. La denominada Educación Infantil, correspondiente al periodo entre los tres y seis años, no es forzosa si los padres así lo deciden. No obstante, hasta finales de los años 70 muchas familias no acataron esa obligatoriedad, de ahí que la mayoría de los analfabetos nacieran en torno a los años 40.

La tendencia es muy similar en otras provincias, sobre todo, en aquellas con mayor densidad de población en el medio rural. Según confirman las estadísticas, el entorno no urbano es el que concentra mayor número de personas sin formación escolar.

La situación en la provincia es similar en las últimas dos décadas sin una evolución significativa en los niveles de analfabetismo registrados por las estadísticas provincializadas. La tasa de Zamora es la más alta de toda Castilla y León solo superada por la población de Ávila. Las provincias de León, Palencia y Burgos siguen muy de cerca a Zamora. En términos regionales, según evidencian las estadísticas sobre nivel de estudios halladas a raíz de los censos y las Encuestas de Población Activas, Castilla y León no es de las comunidades autónomas con más problema de analfabetismo entre su población mayor y rural. En el ránking nacional están por encima de los castellanos y leoneses los andaluces, manchegos, extremeños, ceutíes y melillenses.