Paz Brasas es la autora de "Teófilo y las bestias de la Catedral", que aproxima el arte a los niños.

-¿Cómo nace este libro?

-Es un texto que creo que llevaba en mi cabeza toda la vida. No obstante hasta ahora no me había animado a plasmarlo por escrito. Un día hablando con mi amiga Raquel Ordóñez, la ilustradora del volumen, me animó a dar el paso de escribir un cuento y ella se comprometió a ilustrármelo. Sus palabras fueron para mí un reto y finalmente, me animé. Tardé en escribirlo pero ella cumplió su compromiso y lo ilustró. Una vez concluidos ambos trabajos se los presentamos al editor Joaquín Alegre, a quien le gustó el proyecto.

-Pero ¿cómo se le ocurre situar a un niño en una catedral?

-Ese niño no soy yo pero yo pasé mi infancia a los pies de la Catedral de León y sigo viviendo muy cerca. Mis juegos eran delante de la seo y todavía hoy en día sigo muy unida al templo. Por eso para mí es un personaje muy importante dentro del texto. Además como profesora, la Catedral de León la he explicado miles de veces de manera muy académica. Los niños se fijan en detalles que han cobrado vida en el libro de una manera divertida aunque también es verdad que el libro tiene partes más tristes porque es como la vida, que hay de todo.

-Por lo que dice ¿el aprendizaje hay que hacerlo didáctico?

-Yo creo que lo más importante es emocionarles. No todo tiene que ser a través del juego, pero si logras emocionar a un niño abres su mente porque son como esponjas que quieren conocer más. Por mi experiencia creo que hay que transmitir emoción y como a mí me apasiona la Catedral, lo comunico. La emoción es la puerta para acceder al aprendizaje, es el botón que hay que pulsar para abrir la mente y para que tengan ganas de aprender y abrir el paso a la curiosidad.

-Su libro lo está utilizando en colegios como material didáctico.

-Efectivamente ha sido libro de trimestre en algún colegio y he realizado actividades complementarias, de tal forma que se puede explicar el arte gótico en todas sus facetas. Luego he realizado diversas visitas con niños de distintos centros a la Catedral de León, todo a partir de la lectura del libro. Yo lo denomino la ruta de Teófilo porque no solo aproximamos a los niños al templo sino también a sus alrededores porque el personaje vive en una calleja aneja. Además los niños van reconociendo todos los detalles que aparecen en el texto.

-¿Resulta complicado localizar volúmenes tan pedagógicos?

-Como profesora creo que sí los hay, pero el docente tiene que saber buscarlos y encontrarlos. Es un libro que se puede trabajar tanto en casa, dado que lo puede leer de manera autónoma un niño a partir de ocho o los nueve años, como en el colegio y que se puede extrapolar a cualquier población, no se restringe a León porque muchas iglesias medievales tienen sus bestiarios.

-¿Por qué conecta con los niños?

-El secreto para que este tipo de volúmenes funcione con el público infantil también reside en las ilustraciones que son muy atractivas y que de entrada les atrae. Conecta con ellos porque plasma lo que los niños sienten en su infancia. Los niños a veces se sienten desamparados aunque los quieran mucho. Llega un momento en el que surge en el pequeño ese sentimiento. En el libro aparecen también emociones como la amistad o el miedo que en algún momento han experimentado.

-¿Ha pensado trasladar las aventuras de Teófilo a un templo románico, arte que predomina en Zamora?

-No lo descarto (risas) puesto que me lo ha pedido gente. Me planteo escribir un historia de un niño en un templo románico, pero es un trabajo que me va a llevar un tiempo preparar.

-¿Baraja presentarlo en la provincia zamorana?

-Por el momento no. Hasta ahora lo hemos dado a conocer en librerías y en algunas localidades. En alguna presentación yo he realizado un cuentacuentos.

-Usted es docente pero se identifica con el término de maestra. ¿Por qué?

-Defiendo la figura del maestro como una persona a la vez universal y, al mismo tiempo, cercana al niño.