Edificios de nueva construcción con las persianas bajadas, el alféizar lleno de polvo y un cartel de "Se Vende" carcomido por el sol. Esa estampa se reproduce en varias promociones lanzadas durante la locura del boom inmobiliario en la ciudad de Zamora. Un periodo de enajenación en la construcción durante el que se ideó un modelo de ciudad que nunca iba a existir: mientras la población menguaba, la capital crecía a lo alto y a lo ancho. Ahora, cuando ya han pasado varios años de aquello, se conoce por primera vez la vorágine en datos: Zamora acumula más de 6.600 viviendas vacías dispersas por toda la ciudad.

La cifra la aporta Urban Audit, un proyecto auspiciado por la Dirección General de Política Regional y Urbana de la Comisión Europea al amparo de Eurostat que busca comparar los diferentes indicadores urbanos de los estados miembros. La iniciativa refleja sorprendentes conclusiones, aunque quizá la más sonrojante es que en Zamora dos de cada diez pisos están vacíos. Y no es baladí. Se han estudiado un total de 126 ciudades españolas y la capital se encuentra en el puesto número 15 de este ranking que capitanean urbes como Manresa, Lugo, Ourense, Ferrol o León, la única de la región que se sitúa por delante.

El informe deja claro que una vivienda familiar se considera desocupada o vacía cuando no es la residencia habitual de ninguna persona ni es utilizada de forma estacional, periódica o esporádica por nadie. "Se trata de viviendas deshabitadas", aclaran. Por lo que habría que sumar todavía aquellos inmuebles que no tienen uso específicamente residencial para conseguir el dato de cuántos edificios vacíos, en conjunto, hay repartidos por el término municipal de la capital.

Para conseguir el número de viviendas vacías, Urban Audit se apoya en los datos de los censos de población y de viviendas del Instituto Nacional de Estadística. En Zamora, en función de qué documento se escrute, el parque de viviendas lo forman entre 38.568 y 39.062 hogares. Por lo tanto, si el dato estimado de pisos sin habitar se encuentra en el 17%, el cálculo dicta que más de 6.600 viviendas no tienen quién las utilice. Demasiado ladrillo para una ciudad que decrece progresivamente.