O lo que es lo mismo, Zamora se estremece con los destellos del cante flamenco, especialmente sí estos fulgores vienen de la albariza tierra. El respeto de los zamoranos por lo jondo nos caracteriza, forma parte de una comunión estética perfecta entre los artistas y el respetable. El viernes tuvimos la dicha de tener a dos monumentales profesionales jerezanos en San Juan. Además del oficiante. Sin duda pastor de su rebaño creciente cada añada. El cura Narciso se perfila como ese necesario páter lleno de gentileza, además de aliviarnos el recuerdo del querido y recordado Benito Peláez. La celebración contó con un aliciente añadido, a parte de otras personalidades, María Vargas nos honró con su especial presencia.

Los maestros Manolo Simón al cante y Pascual de Lorca a la sonanta, marcaron territorio flamenco y piadoso en San Juan.

Jesucristo tu que quitas?, por malagueña de Enrique El Mellizo. El público que, como es habitual en este acontecimiento cultural y religioso abarrotaba el templo desde dos horas antes, hizo un amago de aplauso. Siguieron con Háblame en cuplé por bulerías. Engendrado no creado, interpretado a partir de dos relevantes fandangos de Antonio el de La Calzá. Por Cristo con Él y en Él en compás de cartagenera, inyectando más tensión emotiva al evento. Llega uno de los momentos sublimes, el penúltimo. Los artistas desgranan, elevando el tono, granaína con espectacular cierre por toná. De nuevo el respetable se contiene para no romper en aplausos. Estamos en territorio sagrado y eso queda para el final. Se cierra el memorable acontecimiento cantando por soleá: La primera de Joaquín El de La Paula. Siguen Paquirrí El Guanté, Juaniquí de Lebrija, Andonda, Pineda El Zapatero y Juanillero de Marchena. Una delicia en boca de esta excelsa voz, perfectamente aderezada por su coadyuvante, el genial Pascual de Lorca.

De nuevo, ilustración de la misa flamenca para los anales.