Sus ojos vieron pasar la guerra, el hambre y la muerte del amor de su vida hacía ya más de 16 años, un dolor que le desgarró el alma convirtiéndole en un hombre sin su mitad. Sin embargo, Luciano Leal también vivió alegrías, sobre todo, junto a su familia y seres queridos. Tras una larga y fructífera vida de 107 años, el abuelo de la provincia falleció el pasado domingo arropado por su hija, sus cuatro nietos y sus tres biznietas.

"Ha sido muy buen padre, muy buen hombre y todo un trabajador, siempre activo, sin parar", explicaba su hija en uno de los últimos cumpleaños de Leal. El campo y la albañilería han sido las dos profesiones con las que sacó adelante a su familia. "Ahora ya no se trabaja como antes", contaba ya con 106 años, mientras se le escapaba de vez en cuando un espontáneo "¡coño!".

Luciano Leal fue un hombre bonachón, tenaz y con mucha personalidad. De carácter jovial y muy alegre, era bromista y aunque le costaba oír con claridad, solía "meter baza" y expresar su opinión.

El pasado año, Leal fue uno de los zamoranos a los que LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA rindió homenaje con la portada de periódico del día en que nacieron. Junto a otros centenarios de la provincia, Luciano puso alma y rostro a la imagen de la longevidad en representación de otros tantos mayores que superaron el centenar. Recibió el regalo como era él, cercano y sencillo, y pudo incluso leer las noticias protagonistas de la jornada en la que nació.

Durante la celebración de su 106 años solo pedía una cosa más a la vida: "¡Que vengan muchos más!". Sin embargo, la vida solo le regaló uno.