Cierto es que al ser puente algunos peñistas no asistieron. Pero fueron muy bien sustituidos por invitados de auténtico lujo entre los que se encontraban dos matrimonios franceses enamorados de este universal arte. La noche mereció la pena con creces y fue dedicada a la memoria de D. José Blas Vega. Lo había adelantado en la previa: los mimbres eran excelentes y el resultado debería ser acorde. Lo fue.

El malagueño Luis Perdiguero, con ascendencias jerezanas y eco flamenco a rabiar, la preparó el pasado sábado en la sede social de la venerable institución peñista muy bien acompañado por Antonio Carrión, posiblemente la mejor guitarra del momento.

Abrieron por alegrías perfectamente documentadas; siguen por soleá por bulerías, María La Moreno, Antonio La Peña, Niño Gloria, Juaniquí de Lebrija, de nuevo La Moreno, Triana y solearilla. Perfecto, con auditorio metido en un bolso. Tientos tangos con repaso por Jerez, Triana y Cádiz, acordándose de Manolo Vargas. En los tangos se acordó del Chino, Porrina de Badajoz y de forma especial de Luis El de La Pica. A fecha de hoy su mejor intérprete con personalidad propia; continúan por fandangos. Corruco de Algeciras, José Cepero, Antonio Núñez Chocolate (2) y Antonio de La Calzá (2) en versión de El Álvarez de Málaga. Cerrando la primorosa primera parte con ovación de gala en el templo de lo jondo zamorano.

Sigue lo fuerte. Soleares. Joaquín El de La Paula dos, Machango, María La Moreno en compás de soleá, Joaniquí de Lebrija, La Roesna, de nuevo Joaniquí, Mercé La Serneta, otra vez Joaniquí y finalmente La Serneta cerrando. Apoteósico aplauso para engarzar con un público absolutamente entregado; llegan las seguiriyas. Tomás El Nitri, Diego Marrurro, Tío José de Paula y cierre de Juanichi El Manijero. Apoteósicos. Malagueñas, la primera de Antonio Chacón y la grande de Enrique El Mellizo. Nuevamente, más aplausos a raudales. Aires de Levante, taranto y levantica del Cojo de Málaga. Más reconocimiento. Se cierra la noche como es habitual por bulerías. Bulerías para "aburrir" y sin necesidad de palmeros. Luis hace compás con las manos y con los pies. El resto lo pone la excelsa sonanta de Antonio Carrión. Se acordaron de Santiago, mucho de La Plazuela, cuplé por bulerías y sobre todo del genio taciturno de Luis El de La Pica.

Todo pluscuamperfecto. Una memorable noche en el haber del presidente Santiago García y en el buen hacer del secretario Eduardo Abril. ¡Qué se repita!