José María de Juan Alonso es uno de los fundadores del Centro Español de Turismo Responsable y socio-director de KOAN Consulting, una empresa especializada en cooperación al desarrollo en turismo sostenible. Conoce al dedillo las estrategias para poner en marcha proyectos acordes con el medio ambiente, un nuevo camino al que Zamora quiere sumarse. La Diputación, comprometida con el desarrollo de nuevas vías de turismo responsable, organizó ayer una jornada cuya conferencia inaugural recayó en José María de Juan.

-¿Qué requisitos debe de tener una empresa para ser llamada sostenible? ¿Basta con que sea respetuosa con el medio ambiente?

-No, va más allá. Es una mezcla del componente social, ambiental y económico. Por una parte está la parte enfocada a la contaminación, el consumo de agua, la energía o el reciclaje, pero también está la parte social, la más compleja, porque hay que incluir la equidad de género, el salario correcto o la conciliación de vida laboral y familiar. Pero, además, no podemos olvidar el aspecto económico, porque en España cada año bajamos puntos en rentabilidad a pesar de que viene más público. Hay más impacto pero menos rentabilidad.

-El perfil de la provincia de Zamora genera pequeñas y medianas empresas casi en su totalidad. ¿Supone un problema o una ventaja a la hora de implementar modelos sostenibles?

-Tiene esa doble vertiente. En una provincia como ésta hay menos turismo y, por tanto, menos fuerza y músculo para su promoción. Pero, sin embargo, la parte buena es que aquí no hay espacios masificados. El lobo, Los Arribes, Villafáfila, el barco ecológico de Sanabria? hay una buena colección de proyectos con negocios sostenibles y gente que apuesta por el turismo especializado, que es más fácil cuando no hay problemas de masificación. La desventaja se puede volver ventaja si se planifica, que es lo que falta aquí: una planificación estratégica a largo plazo. Zamora está en los primeros pasos de todo el proceso. Pero también es verdad que aunque a Zamora no la catalogan a priori como provincia sostenible, si te pones a mirar proyecto por proyecto se están haciendo muchas cosas con un turismo ecológico de nivel. Están los mimbres pero falta por hacer el ceso. Todo eso no está convertido en una marca y la clave sería tomar todo eso y darle marca a la provincia, ése es el trabajo que para mí no se ha hecho.

-Porque el potencial lo tiene, ¿no es así?

-Claro, y mucho. Aquí no peleas contra grandes masificaciones ni la llamada turismofobia, donde es más difícil implantar la sostenibilidad. Cuando hay un espacio protegido relativamente aislado donde hay pocas empresas y con una filosofía parecida, en el fondo es más fácil porque lo puedes hacer escalable de una forma más sencilla.

-¿Hay un perfil concreto de consumidor sostenible?

-Sí. Hemos hecho muchos estudios, por desgracia, ninguno en España porque no han acabado de apostar por este turismo. El perfil europeo responsable prototípico es una persona a partir de 35 años, casi un 90% con estudios superiores y con un poder adquisitivo alto.

-¿Es más caro entonces?

De momento sí, porque la oferta es pequeña. Mientras sea minoritario es más caro, pasa como con la comida ecológica. Es una apuesta muy decidida y cuanta más gente haya, más accesible será.

-¿Hay sellos que garanticen el producto sostenible?

-Hay muchos pero son bastante caros pensados para la gran industria. Necesitan que haya un experto en la empresa, requieren informes de sostenibilidad y a una pyme no puedes pedirle toda esa tramitación. La gran pelea que mantenemos con los sistemas de certificaciones es hacerlos más sencillos y accesibles para las pymes porque en nuestro sector más de un 90% son pequeñas empresas que se llevan solo el 10% del mercado, el resto va para la grandes empresas, que apenas representan una de cada diez.