La principal causa del bajo nivel de las aguas que se registra actualmente hay que buscarla en la ausencia de precipitaciones, tanto en las últimas semanas como, en general, durante todo el invierno. La primavera, por lo general una estación húmeda, no está registrando hasta el momento el nivel de precipitaciones propio de los últimos años. El invierno también ha sido seco, lo que afecta al caudal del río porque hay menos deshielos en las zonas de cabecera del río.

La situación fue puesta sobre la mesa por el Ministerio de Agricultura en el real decreto sobre sequía en la cuenca. Esta medida se ha adoptado "como consecuencia de la escasez de precipitaciones y del descenso de los recursos hídricos embalsados", que han provocado que el estado global de la cuenca del Duero se encuentre "en situación de alerta" tras cuatro informes mensuales negativos elaborados por la Confederaciones Hidrográfica, el último del 4 de abril, según especifica el Ministerio.

De acuerdo con el estado actual de los indicadores establecido en el Plan de Sequía, "se dan las circunstancias para que el Gobierno tramite la aprobación de un Real Decreto", que permitirá la adopción de medidas extraordinarias de gestión para distribuir los recursos hídricos existentes mediante restricciones que afectarán por igual a los distintos usos, manteniendo la prioridad absoluta que la ley establece para el abastecimiento de la población.