Ya a media mañana, numerosos coches flanqueaban la pequeña carretera que conduce hasta la campa del Cristo de Valderrey, donde la Policía Municipal vigila que nadie acceda a la zona con vehículo. En un prado cercano, los conductores improvisaron un aparcamiento, al igual que en otros años, si bien ayer con una mayor ocupación. Y es que el soleado día llevó a miles de zamoranos hasta la ermita, a disfrutar de un día de campo, al aire libre, en un domingo víspera de festivo, al coincidir ayer la celebración del Día de la Comunidad Autónoma, Villalar. La Cofradía del Cristo de Valderrey habilitó en esta edición una zona para que los autobuses urbanos que comunicaban la capital con la campa pudieran aparcar sin dificultad. Como ya se hiciera el año anterior, los conductores con alguna discapacidad dispusieron de un lugar expresamente destinado para que pudieran aparcar. Lo que sí "se echó en falta" fue la disposición de baños portátiles, reivindicaban los romeros y romeras, puesto que las instalaciones solo disponen de un servicio, ante el que hacer cola para usarlo de forma permanente, dada la masiva afluencia de zamoranos que se registró ayer.

Los tradicionales puestos de rosquillas y avellanas ocupaban la parte baja de la campa, junto a otros en los que se podía comprar desde un sombrero hasta chucherías para los más pequeños. A las 16.00 horas, la campa era un hormiguero de gente, que permaneció hasta la noche en la campa, donde se instaló una pantalla para ver el partido del Real Madrid-Barcelona. "El clásico" no perturbó el horario de la ermita: hacia las 22.00 horas, Chema Roncero Calles, hermano de la Cofradía, que desde hace 40 años se encarga de tal tarea, echó el cierre.