La Escuela Politécnica de Zamora de la Universidad de Salamanca ha desarrollado un equipo para ayudar en la formación en prevención de riesgos relacionados con el fuego, los gases, los combustibles y las atmósferas explosivas. Aunque este "laboratorio del fuego" aún está en fase de prototipo, ya se ha probado con éxito en algunos cursos y podría ser comercializado para mejorar la formación de los profesionales.

"Existe cierto desconocimiento a la hora de actuar ante algunas situaciones", comenta a la agencia Dicyt Roberto García, profesor de la Escuela Politécnica de Zamora y responsable del desarrollo del proyecto, "por ejemplo, en algunos casos de escapes abrir las ventanas puede ser contraproducente, puesto que supone una entrada de oxígeno facilitando la ignición".

Según la información difundida por la agencia especializada en ciencia y tecnología, Dicyt, el equipo en el que ha trabajado permite que las personas que se forman en prevención de riesgos no se queden solo en la teoría, sino que vean con sus propios ojos lo que sucede a través de instrumentos que permiten emular situaciones reales. Uno de los elementos de los que consta el laboratorio es una urna transparente en la que se puede introducir más o menos concentración de gas, de manera que podamos ver cuándo se producirá una ignición en diferentes circunstancias, por ejemplo, en función de la cantidad de gas que puede haber en una habitación. "Si hay poco gas, no se va a producir una deflagración, y si se llega un punto en el que hay mucho, tampoco va a ocurrir", señala el investigador refiriéndose al límite inferior y superior de inflamabilidad.

Combustibles líquidos

Además, el equipo también consta de un accesorio para la simulación del comportamiento de los combustibles líquidos, una cámara de emisión de vapores, una cámara de combustión de líquidos y una antorcha de arco eléctrico, que sirve para determinar a qué distancia del líquido se produce una explosión. En total, se pueden llegar a desarrollar 24 ejercicios prácticos en función de la formación que sea necesaria en cada caso.

La idea nació a propuesta de Alberto Fiz del Teso, técnico de prevención de riesgos laborales de la Confederación de Organizaciones de Empresarios Salmantinos (Confase). "En los cursos de prevención hay mucha formación teórica, pero observé una importante carencia de simulacros reales en donde el alumno puede comprobar los conceptos adquiridos", afirma. "Ante la ausencia en el mercado de algo apropiado, me propuse crearlo y a Cualtis, una entidad de primera línea del sector a nivel nacional, le pareció muy buena idea, me propusieron que la desarrollara y por eso me puse en contacto con la Universidad de Salamanca", agrega.

El equipo desarrollado es muy versátil, de manera que las simulaciones se pueden ajustar a las necesidades de prevención que tenga cada sector o empresa, en función de las sustancias químicas peligrosas que maneje. "El abanico de ejercicios de prácticas puede ser muy amplio"", asegura Alberto Fiz. A la hora de ponerlo en el mercado se va a comercializar como un kit con instrucciones. No obstante, es necesario contar con una formación específica para el uso de este equipo. "Es un caso más de transferencia de conocimiento de la universidad a la empresa".