El miedo es libre. Que se lo pregunten al puñado de zamoranos que la madrugada del lunes observaron sombras en los tejados de la Catedral de Zamora. Sombras que resultaron ser las de dos jóvenes estudiantes norteamericanos, peregrinos de camino a Santiago de Compostela, que hicieron un alto en la capital y, de paso, decidieron saber cómo era la ciudad del románico desde lo alto de su edificio más emblemático.

A las dos de la madrugada y desde la plaza de la Catedral, hubo quien les puso caras de terroristas. Dos locos yihadistas encaramados a las cubiertas de la seo con intención de liarla en una capital pequeña que triplica su población en plena Semana Santa. No es de extrañar la alarma, ya que en los días previos a los días de Pasión, el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo, fue portada en los medios de comunicación cuando afirmó que Zamora estaba en alerta 4 por amenaza del yihadismo.

Afortunadamente todo quedó en un susto, pero "hasta que se fue aclarando quienes eran..., como los terroristas para armar un atentado no necesitan muchos medios, se suben ahí, ponen una mochila en la explanada de que da acceso a la Torre del Salvador y se lía". El fabriquero-administrador de la Catedral, Francisco Díez García, cuenta que la Policía Nacional, reforzada por la Policía Municipal, "esposó a los peregrinos en el tejado antes de bajar porque no sabía por dónde iba la cuestión", "no se sabía qué móvil tenían" y los policías "llevaban chalecos antibala", explica el sacerdote. A mayor abundamiento, la pareja de estudiantes no tenía documentación, eso incrementó la inquietud. Sobre si llegaron a pensar que podía tratarse de terroristas, Díez García comenta que "pues, con Francia en pie de guerra, Alemania como está y los últimos atentados, como Zamora espera gran afluencia de público, hubo miedo" de que estuvieran colocando algún artefacto y "dieran un petardazo a la Catedral. ¡Imagínate lo que hubiera pasado un Miércoles Santo con tanta gente en el atrio y en la plaza!". El hecho de que los singulares visitantes no hablaran español fluido y de que los policías tampoco dominaran el inglés contribuyó muy poco a despejar las dudas iniciales.

Fuentes policiales restan importancia al episodio y niegan que los agentes sospecharan de un posible ataque terrorista. Intervino el servicio de Seguridad Ciudadana de noche, apoyado por agentes de la Policía Municipal, pero "no hubo alarma, se veían sombras de personas, subieron arriba con precauciones porque era de noche y no se sabía quién estaba arriba ni en qué actitud".

El despliegue policial no era extaordinario, sino el normal "para evitar que huyeran porque no se sabía por qué habían subido a las cubiertas, si era una broma, si habían robado...". En todo caso, "enseguida se vio que no eran terroristas ni había peligro, se descartó rápido por la forma de actuar" para subir al tejado, "entraron por detrás" subiendo por los urinarios portátiles públicos y cuando se les localizó "estaban escondidos", en la plataforma que está próxima al cimborrio del templo, "sin actitud agresiva", agregan las mismas fuentes.

La Policía Municipal volvió a inspeccionar la zona por la que los jóvenes, en libertad con cargos, accedieron al tejado de la casa del sacristán, donde, al pie de los urinarios, hay tejas caídas y cables sueltos, a los que probablemente se agarraron los dos estudiantes para trepar. El compromiso de los municipales es retirar los váteres portátiles. Todo sea para mantener a raya a cualquier otro amante de las vistas desde la Catedral.