Dedicado por completo a la enseñanza, el Sáhara se cruzó en la vida de Enrique Satué casi por casualidad hasta convertirse en un auténtico enamorado de este territorio. Un grupo de niños saharauis que participaba en la iniciativa "Vacaciones en paz" y que visitó el museo etnográfico que dirigía en Huesca primero y la acogida en su casa de una de esas menores después le hicieron adentrarse en ese mundo.

La etnografía es su otra pasión junto a la educación y esta combinación le llevaron a intensificar su estudio sobre las escuelas en el Sáhara. De todo ello nació el libro "Tiza y arena. Un viaje por las escuelas del Sáhara español", editado por la Diputación de Huesca. "El libro es una ventana para entender la cuestión del Sáhara desde una perspectiva más amable de la habitual", describe Satué sobre su obra, que es fruto de un intenso trabajo de investigación. "He recogido información de todo tipo de profesionales, desde militares que estuvieron en la zona hasta maestros y profesores. He unido pedagogía y etnografía para analizar las diferentes modalidades de la educación allí, empezando por las escuelas infantiles y terminando con los estudios para adultos", enumera.

Esa constancia le hizo llegar a personas clave para su estudio. "Buscando información llegué a conocer gente muy interesante", agradece, subrayando la alta calidad del sistema educativo de estos territorios en aquella época en la que todavía era colonia española.

Sobre la situación actual de la educación en esos territorios, el doctor en Geografía e Historia reconoce que "es poco halagüeña", puesto que indica que "toda sociedad debe tener un horizonte, una ilusión que le lleve hacia delante, pero ahí no se da. Ha habido y también sigue habiendo mucha ayuda internacional y se está realizando un gran esfuerzo, pero aun así, la situación es complicada", describe.

"En los campos de refugiados hay mucha precariedad y cansancio, lo que hace que gran parte de los profesores estén desmotivados, aunque se tenga un sistema educativo muy bien organizado", valora. Cuando se pasa a los estudios universitarios, los jóvenes "deben acudir a Argelia u otros países amigos del Sáhara", apunta.

Enrique Satué presentó ayer su libro en el salón de actos del Museo Etnográfico de Castilla y León y contó con la colaboración de Emilio Ruiz Seco, uno de aquellos maestros que trabajaron en la zona en aquella época, durante los años 1967 y 1968 en Auserd, Sáhara Occidental, y quedaron marcados con la experiencia.