Juan Carlos López, responsable de coordinar todo lo relativo a esta asignatura, por mandato del obispo, considera que "en la normalización de las clases de religión nos jugamos el propio concepto de educación integral, en definitiva, la idea de humanidad que ha permitido a nuestra civilización ser lo que es hoy. La asignatura de religión ha de ser un espacio en el que los alumnos puedan escuchar y construir un discurso vital transcendente desde un diálogo sin c omplejos con la cultura", apunta.

Por otra parte, el delegado diocesano de Enseñanza reconoce que "tocan tiempos de renovación para convencer a todos de que la enseñanza de religión en la escuela es un precioso servicio a la sociedad y un sagrado compromiso eclesial. Pero ante todo es un derecho que en las sociedades democráticas nadie puede usurpar a las familias que libremente opten por él", finaliza.