Ocurrió el primer día, nada más llegar a los campos de refugiados. "Un niño nació en parada y una de las pediatras y médico de urgencias lo reanimaron y lo trasladaron al hospital nacional, porque donde estábamos no había nada". Es una de las experiencias que relata Emilia Alfageme, la promotora de la expedición de trece sanitarios que han permanecido durante diez días en los campos de refugiados saharauis de Tinduf para echar una mano en una de las tantas facetas en las que la población local necesita la ayuda internacional.

Alfageme asegura que la opinión general de los miembros de la expedición, cuatro ginecólogas, dos pediatras, un médico de familia y dos residentes de la misma especialidad y cuatro enfermeros ha sido "positiva" y piensa que se puede repetir la experiencia, incluso a finales de este mismo año, ya que la continuidad es fundamental para que este tipo de experiencias den sus frutos.

Los miembros de la expedición estuvieron alojados en familias durante su estancia en los campos, a los que llegaron tras un viaje de avión de Madrid a Argel y tras una escala de seis horas, a Tinduf. Tras reunirse con el director del hospital, el de sanidad y el coordinador, los sanitarios se pusieron manos a la obra para atender pacientes en los centros de salud y el hospital. Problemas de hipertensión, diabetes o dolores musculares, sobre todo entre las mujeres, acostumbradas a desarrollar duros trabajos son, explica Alfageme, algunas de las patologías más frecuentes vistas en una población que tiene difícil el acceso rutinario a la sanidad.

La ausencia total de material ha sido una de las dificultades con los que se encontraron los sanitarios que, advertidos, se habían llevado desde España todo lo que pudieron. Regresaron, en fin, con la satisfacción de haber ayudado a una gente que lo necesita.