Viernes y trece. Una combinación que Juan Vicente Herrera, el omnipresente y triunfador presidente del PP regional durante 16 años, jamás olvidará. El viernes su secretario y alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, arrasaba en las primarias populares frente al candidato del propio Herrera y de los pesos pesados de la Junta, como el vicepresidente José Antonio de Santiago-Juárez.

Tras 15 años en la retaguardia, el delfín que supo ganarse el beneplácito de Génova, se convertía en amo y señor de un partido que tiene su granero de votos en Castilla y León y en virtual candidato a la presidencia de la Junta en apenas dos años. Para entonces la incógnita es saber quién habrá podido salvarse de una más que evidente purga. Antes, el trece. El XIII Congreso Autonómico en el que Herrera se despedirá y en el que se conocerá a los miembros que entran en el círculo de confianza de Mañueco al formar su equipo de dirección. A partir de ahí, dos años de bicefalia si es que Herrera aguanta la presión y no tira antes la toalla, sobre todo tras perder no solo en la capital del «aparato», Valladolid, sino en su propia tierra natal, Burgos. Un varapalo que será difícil de olvidar.

Toca mirarse en el espejo. El famoso espejo del presidente de la Junta ha quedado hecho añicos. A Juan Vicente Herrera es ahora a quien le toca mirarse en él, como aconsejó en su día a Mariano Rajoy, y ver lo que le devuelve el reflejo. Aquellas palabras revolvieron al líder nacional aunque, como buen gallego, calló. Y ahora sabe que es otro quien debe abrir los ojos y preguntarse. Herrera ha ganado elecciones en la comunidad por mayoría, algo que también hicieron muchos de sus antecesores, aunque en esta última ocasión sin la absoluta. Esto es algo que el PP siempre premia. Pero su tira y afloja con Rajoy y las «tanganas» más típicas del fútbol que ha protagonizado a instancias de su núcleo fuerte, formado por la mayor parte de los consejeros, le han pasado factura y la pérdida de esa mayoría absoluta. A favor, el pulso que ha mantenido con el Gobierno central por cuestiones tan estratégicas para la región como la minería. Se arriesgó aún sabiendo que le podía costar el puesto.

Hablan los afiliados. Por primera vez en la historia del PP los sucesores no se han designado a dedo, sino a través de las urnas. Mañueco salió fuerte en su campaña con un eslogan contundente que parece que le ha dado resultado: «Me presento porque sé que voy a ganar». Detrás su amigo Fernando Martínez Maíllo, aupado en el último congreso nacional hasta convertirse en la mano derecha de Rajoy, llámese número dos o tres. En su día fueron Mañueco, Maíllo y la fallecida Isabel Carrasco los que conformaron un núcleo disidente con el Gobierno regional, al que se enfrentaron duramente en cuestiones como la ordenación territorial, la niña bonita de José Antonio de Santiago-Juárez, o en la defensa de las diputaciones. En contra de lo que hasta el viernes creía el propio Herrera y sus incondicionales, han sido las bases las que han colocado a Mañueco en lo alto del PP regional. Y eso no solo lo dicen los resultados por provincias, sino los datos objetivos. El «aparato» ha quedado sin fuerza para que la ganen los afiliados de a pie. Un ejemplo. En la provincia de Zamora hay 854 concejales del PP, y sin embargo solo votaron 577 personas, es decir, muchos de estos cargos municipales se abstuvieron de acudir a las urnas.

Único voto nulo. En Castilla y León solo se contabilizó un voto nulo. En Zamora. Se desconoce si el protagonista pecó de ingenuo o si escondía alguna otra intención. Pero lo cierto es que introdujo la papeleta de compromisarios en el sobre del candidato. Y en la urna del candidato un sobre vacío. Algo que no pasa de una mera anécdota. Pero la urna de los compromisarios dejó claro que el cien por cien de los que acudirán al próximo congreso regional son partidarios del ahora único aspirante, Alfonso Fernández Mañueco. A las diez de la noche y un minuto su hasta entonces contrincante, el exconsejero de Fomento y alcalde de León, Antonio Silván, se pronunciaba a través de las redes sociales en los siguientes términos: «Quiero dar la enhorabuena a mi compañero y amigo Alfonso Fernández Mañueco. Los afiliados han entendido que su proyecto es el que quieren para Castilla y León». La posible integración de Silván en la dirección del PP regional es hoy por hoy una incógnita puesto que, a pesar de las conjeturas, no existió un pacto previo, lo que no garantiza nada. En algunas provincias cuyos líderes se posicionaron con Silván o se mostraron ambiguos, los nervios son evidentes entre los dirigentes populares, como en Ávila, donde se decantaban por «el mejor postor». En tierra del vicesecretario Pablo Casado también ha ganado Mañueco, y ello a pesar de que Herrera gastó su último cartucho en tratar de colocar al joven e influyente político como secretario regional, condición para que él continuara en el cargo y que sin embargo fue tumbada por quienes le consideran un «cunero» sin la «experiencia suficiente». Lo decían quienes llevaban demasiado tiempo «chupando» banquillo y con ganas de saltar al terreno de juego. En otras provincias, como Segovia, están más tranquilos con una consejera como Silvia Clemente decantada por el ahora único candidato. Y en Valladolid, los inquietos son ahora el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, y el dirigente del PP, Ruiz Medrano.

Grupo parlamentario. El presidente autonómico del PP se convierte también en líder del grupo parlamentario en las cortes regionales y, por lo tanto, es el responsable de confeccionar las comisiones y las presidencias de las mismas. De ellas dependen muchos ingresos extraordinarios de sus señorías. ¿Hasta qué punto va a «meter mano» Mañueco? Habrá que esperar. Pero con el respaldo abrumador obtenido no es de extrañar que el alcalde de Salamanca (exiliado a este puesto), comience su mandato con un golpe sobre la mesa, dado que tiene las bendiciones de la cúpula de Génova y, sobre todo, muchas ganas de rentabilizar la década y media que ha trabajado en el PP (muy unido a Maíllo y Carrasco) y sabiéndose el hijo menos querido de los dos aspirantes de los que Herrera dijo «se han criado a mis pechos». Silván, en principio, es políticamente el más perjudicado al partir en la carrera a la presidencia del PP regional como sucesor oficial de Herrera.

¿Y en Zamora? Tras el congreso regional en el que se proclamará a Mañueco como presidente del partido en Castilla y León llegará el provincial. El actual presidente, Fernando Martínez Maíllo, no se ha pronunciado sobre su continuidad, aunque sus nuevas e importantes obligaciones en Génova podrían hacerle delegar en su persona de máxima confianza, Mayte Martín Pozo.