Antonio Machado

(1875-1939) y su poesía son, sobre todo, Sevilla, Soria, Baeza€ Quizás, y sobre todo, Soria. Con Leonor y con el Duero, con los álamos y las fuentes, con los caminos y el tiempo, con la escarcha y las viejas encinas€ Machado es el cielo de Castilla y el azul del cielo de su infancia sevillana -y en el recuerdo las vísperas de su muerte. Machado es el adobe y el albero. El olmo y el olivo.

Zamora -como el Duero de Soria, el soto y sus aceñas y también siempre desheredada- aparece una vez en la poesía de Antonio Machado bajo uno de los apócrifos en que se desdobló, Florián Meneses. Es un poema breve, un romance de ocho versos octosílabos, como los romances clásicos, los romances tradicionales, de los que tanto sabe Zamora y sabe tanto Soria.

"En Zamora hay una torre,en la torre hay un balcón,en el balcón una niña: su madre la peina al sol.Ha pasado un caballero,¡quién sabe por qué pasó!;y al ver a la blanca niña,volver de noche pensó."

El romance es de 1924. Dos años después, esta composición se convertirá analógicamente y sin la alusión a Zamora, en un maravilloso romancillo, pero lo que en el primero era una descripción, la descripción de un determinado momento en el cual sobresale su sencillez, incluso la esperanza en la noche, el habitual lirismo que podemos encontrar en la poesía de carácter tradicional, en el segundo domina el borrado, el vacío, el triunfo de la nada, lo que permanece es la nada€ Ya hace años resumió muy bien Francisco Ynduráin: "He aquí la anécdota eliminada, para dejar una poesía de puro misterio, poética si vale la tautología: la busca, y hallazgo en este caso singular, se resuelve en levantada maravilla, que no necesita más elucidación, aunque tampoco podemos prescindir de referirla al contexto de de la obra machadiana toda. ¿No es el poeta el que inventa la amada?". He aquí esa reelaboración:

"La plaza tiene una torre,la torre tiene un balcón,el balcón tiene una dama,la dama una blanca flor.Ha pasado un caballero,-¡quién sabe por qué pasó!-y se ha llevado la plazacon su torre y su balcón,con su balcón y su damasu dama y su blanca flor."

Aunque en esta última composición no aparezca Zamora, un romance no se entiende si no está al lado del otro. Y es que son dos paisajes, dos mundos, dos momentos en la vida de Antonio Machado.