La zamorana Yolanda Fidalgo recibía ayer por la tarde en Barcelona el Premio Internacional de Narrativa Marta de Mont Marçal con la que es su primera novela, "Más allá de los volcanes", que estará en las librerías el próximo septiembre. Tras dedicarse a la poesía, ha encontrado en la narrativa otra manera de expresarse.

-¿Qué supone para su carrera literaria haber ganado este premio de narrativa?

-Para mí es algo muy importante y estoy encantada con ello, porque además es la primera novela que escribo. Así que, que me hayan dado un premio por este trabajo es muy importante para mí. Hasta ahora, solo había logrado ser finalista en varios concursos de relato, pero nunca de novela.

-¿Qué cree que ha podido conquistar de su historia al jurado?

-Se trata de una historia que discurre entre la Francia de después de la I Guerra Mundial y Lanzarote a finales del siglo XIX. Creo que se trata de una historia muy bonita, sobre todo la parte que se desarrolla en la isla, porque la considero un lugar que lleva mucho hacia la poesía y la inspiración poética. Por eso lo he intentado narrar de una forma muy expresiva, apostando muchísimo por los sentimientos, porque personalmente, cuando leo una novela, me gusta encontrarme con los sentimientos de los personajes, no solo descripciones. Eso es lo que he intentado hacer en este libro y puede que haya sido lo que les ha gustado a los miembros del jurado.

-¿Era su destino dedicarse a la escritura, dada su pasión por los libros desde la infancia?

-Creo que sí, porque además de leer, desde bien pequeñita también he escrito. Aunque sobre todo me dedicaba a la poesía y en esa época pensaba que la narrativa no era para mí. Además, mientras que mis hijos eran pequeños estuve casi una década sin escribir. Así que cuando regresé a la escritura pensé en intentar la narrativa, porque me apetecía, sentía que era mi momento y por eso lo intenté. Y parece que también es lo mío, visto el resultado.

-Ha escrito poesía, ahora está con la novela, pero ¿en cuál de las dos especialidades se siente más cómoda?

-Ahora mismo en la novela, sin duda. Me encuentro muy a gusto porque me lleva a muchas partes. Me encanta empatizar con los personajes y eso me lleva a vivir su historia, a ver cómo se desarrollan delante de mí. Es algo que me apasiona.

-¿Es más fácil que la inspiración le llegue al escritor en lugares pequeños, como Moraleja del Vino, donde reside?

-En cierto sentido es más fácil porque la vida allí es más tranquila. Además, con niños pequeños siempre hay que estar arañando instantes al día y en un pueblo es más sencillo hacerlo, porque todo está más a mano, no tienes que hacer grandes desplazamientos y todo eso facilita mucho las cosas. Por otra parte, un sitio pequeño incita más a pensar que una gran ciudad, donde se vuelve todo agobio.

-A pesar de ello, ¿echa alguna de vez de menos su estancia en Madrid?

-Sobre todo en el tema de la movida cultural, esa parte la echo de menos. Aunque hay que señalar que en Zamora también hay muchas opciones, desde la Biblioteca Pública hasta el Museo Etnográfico.

-A la capital todavía le une su taller de encuadernación, que aún está en activo. ¿Cómo se decantó por un negocio tan artesanal en los tiempos que corren?

-Lo cierto es que tuvimos un periodo muy bueno cuando pusimos el negocio en marcha, a finales de los noventa. Pero luego la crisis nos atacó mucho, no solamente al sector de la encuadernación, sino al sector de la artesanía en general. Por eso muchos talleres han tenido que cerrar, así que es cierto que es difícil de mantener hoy en día.

-¿Es de los autores que piensa en sus potenciales lectores cuando se pone a escribir para una nueva obra?

-Intento escribir lo primero para mí, lo que a mí me gusta, porque soy una lectora empedernida. Pienso en qué me gustaría encontrarme en un libro cuando lo abro y es lo que intento expresar.

-¿Cómo espera que reciban este libro que se publica en septiembre?

-Quiero que reciban mi novela con la mente y el corazón abiertos, porque yo he puesto mucho corazón en ella, así que me gustaría que la leyeran con el mismo sentimiento con el que yo la he creado.