El jurado considera culpable de dos asesinatos, con agravantes de alevosía y parentesco, al zamorano Raúl Álvarez del Río por la muerte de la joven dominicana que fue su pareja y la hija de 9 años de la mujer, ocurrido en Vallecas en el domicilio de ambas, cuyo cadáveres arrojó a un pozo de San Vicente de la Calzada, lo que implicará que la Audiencia Provincial de Madrid le impondrá como mínimo 30 años de prisión.

El magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid que ha seguido el juicio deberá ahora establecer la pena de prisión que le impone por ambos crímenes, después de que el joven confesara por sorpresa haber estrangulado a la madre primero, Argelina Puello Sánchez en la cocina del piso de la calle de Sancho Panza, tras una discusión, y a la niña, Argelys, después al observar que había entrado en la habitación, según su relato.

El veredicto del jurado descarta los dos delitos de maltrato que habían solicitado la Fiscalía y las dos acusaciones particulares, las abuelas materna y paterna de la pequeña Argelys, que el juez desestimó porque la Ley del Jurado no lo incluye entre las infracciones penales objeto de jurado, una petición que efectuó el abogado de la defensa, quien solicitó la condena a dos homicidios con las atenuantes de confesión y una condena a 20 años de cárcel, 10 por cada muerte.

La Fiscalía solicitó 40 años de reclusión para el procesado, 25 por el asesinato de la pequeña Argelys; y 15, por el homicidio de su madre; mientras que la abuela materna de la niña reclamaba la imposición de 46 años de cárcel para el joven zamorano, al exigir las agravantes de alevosía, superioridad respecto de la menor y el parentesco.

La abuela paterna de la menor se sumó a la petición de los 40 años de reclusión que la Fiscalía Provincial de Madrid solicitó, ya que consideró que madre e hija fueron asesinadas, con idénticas agravantes que en el caso anterior.

El joven zamorano confesó que estranguló, "fuera de sí", a su pareja, mientras que a la niña dijo no recordar cómo la había asfixiado, ya que tenía lagunas sobre esa escena concreta. El acusado, que no concretó cuánto tiempo estuvo con los cadáveres en el piso, declaró en el juicio que esa misma noche los metió en bolsas de plástico y se viajó con ellos en su coche hasta Zamora, a San Vicente de la Cabeza, para tirarlos a un pozo y regresar a Madrid esa misma madrugada, sin concretar a qué hora llegó a la villa.

Raúl Álvarez del Río relató al jurado que pasados dos días, incapaz de creer lo que había hecho, regresó a San Vicente de la Cabeza para comprobar que los cuerpos estaban en el pozo. En el transcurso del interrogatorio en el juicio con jurado que se celebró en la Audiencia Provincial de Madrid y que se prolongó hasta el jueves pasado, el joven apuntó que actuó solo en todo momento, sin cómplices.