La resaca del cambio de ubicación del mercadillo ha dado paso a las primeras valoraciones al respecto. Opiniones sobre lo acontecido durante el pasado martes, aunque también acerca del debate mediático de las últimas semanas. Los primeros en mover ficha han sido los ambulantes, el colectivo que ha permanecido callado durante toda la polémica pero que ahora ha decidido tomar la iniciativa para explicar sus sensaciones. Un grupo de vendedores, que prefiere guardar el anonimato y que se encuentra en un estado agridulce. Por una parte, muestran la satisfacción por poder volver al trabajo en Zamora, su ciudad, después de un par de meses. Por la otra, sienten el dolor de haber sido el blanco de "parte de los vecinos" afectados por el nuevo mercadillo.

"Estamos disgustados por los comentarios que hemos tenido que escuchar de manera directa por parte de algunos vecinos que temían que la llegada del mercadillo pudiera ocasionar algún robo en sus viviendas". Con estas palabras, el grupo de ambulantes que ha decidido dar el paso y contar sus experiencias pone negro sobre blanco cuál es su sentir. Su testimonio arranca, sin embargo, con desasosiego. "Han sido siete semanas de incertidumbre en las que nos hemos visto envueltos en una polémica muy seria en la que algunos vecinos del Alto de los Curas defendían una postura, si nos permiten, un poco egoísta y sin ver ninguno de los problemas que esa postura podía acarrear", indican.

Los vendedores ambulantes muestran "todo el respeto" hacia los vecinos, pero también analizan cómo fue el desarrollo de la jornada del martes. "La realidad es que los chalés pueden salir perjudicados en su construcción, pero también es verdad que se le ha facilitado el trabajo a los obreros y se han dejado todas las salidas y las entradas libres. El tráfico ha estado únicamente cortado entre las 8.00 y las 14.00 horas, mientras que las aceras han quedado libres de furgonetas para facilitar el paseo de los viandantes", explican desde el colectivo.

Dicho esto, los ambulantes piden respeto para el gremio. "Las últimas siete semanas nos hemos dedicado a esperar y guardar prudencia. Ni un solo comentario fuera de lugar, ni una sola protesta pública, ni una huelga... Pero nuestra postura debe ser tomada en cuenta", indican. "No hablamos de bailes ni de celebraciones. Es nuestro pan. No pedimos ni más ni menos que lo justo, simplemente pedimos poder trabajar", analizan. "Todos los que vendemos en el mercadillo cumplimos con las obligaciones vigentes. Somos autónomos, pagamos impuestos, seguro de responsabilidad civil y la tasa del Ayuntamiento", comentan. "Y si algunas personas nos van a impedir hacer nuestro trabajo, porque consideran que unas molestias durante seis horas a la semana son más importantes que el pan de 240 autónomos con sus respectivas familias, sepan que no muestran la más mínima caridad humana. Por eso, tan solo pedimos comprensión y poder trabajar", concluyen.