El exconcejal de Urbanismo con el anterior gobierno municipal del PP, Feliciano Fernández, y dos funcionarias, técnicos de ese departamento, están como investigados (anteriormente imputados), junto a la dueña del local, en la querella por prevaricación interpuesta contra el Ayuntamiento de Zamora por no tomar medidas durante 13 años para erradicar el exceso de ruido del local ubicado de la Plaza Mayor, a pesar de varias denuncias.

La juez que instruye la causa escuchó ayer al matrimonio afectado, que explicó a preguntas de la Fiscalía y de los abogados de los cuatro investigados, los problemas de salud que han venido padeciendo por tener que convivir con el ruido, que en algunas mediciones efectuadas por la Policía Municipal llegó a sobrepasar con creces el nivel de 25 decibelios permitidos por Ley y alcanzar hasta 49 decibelios, según consta en la querella.

Cuando la pareja comenzó a vivir en el piso primero en el año 2006 ya existían denuncias de otros inquilinos contra el local, por niveles de ruido de casi 40 decibelios, algunas de los años 90 del siglo pasado, de los vecinos del tercer piso. La pareja que sigue ocupando el primer piso dio un margen de un año a la dueña del pub para que solucionara el problema, pero terminó por denunciar, ya que hubo mediciones de ruido que "superaban los 40 decibelios", explica el abogado de los querellantes. Como consecuencia, el Ayuntamiento de Zamora precinta el equipo de música en el año 2009 para que el local no pudiera sobrepasar el nivel de ruido legal, los 25 decibelios. Además, se efectúan una serie de obras y, una vez tomadas esas medidas, se archiva el expediente municipal.

Pero los problemas continúan. La situación provoca problemas de salud a la familia, que no puede conciliar el sueño. El hombre sufre "cuadros de síncope por estrés, de mandíbula por estrés; y la hija de ocho años para poder dormir necesita música". En la comparecencia ante la juez que investiga los hechos, los afectados relataron ayer las consecuencias negativas para sus hijas, a quienes tienen que despertar de madrugada para que la Policía Municipal mida el nivel de ruido. La situación ha sido tan desesperante que han tenido que ir a pasar fines de semana a casa de los padres para poder descansar.

La pareja contó cómo "llegó un momento en el que dejaron de poner denuncias y de llamar a la Policía Municipal porque en cuanto en el pub veían que los agentes se dirigían al establecimiento, bajaban el volumen de la música". Los denunciantes sostienen que el Ayuntamiento no se ha ocupado de poner fin a este problema, que los técnicos de Urbanismo no les han hecho caso y que "solo cuando han visto que se presentaba una querella han ido a medir". La mujer rompió a llorar durante su testificación.

La técnico encargada de la medición de ruidos manifestó en su día que cuando entró a trabajar en el Ayuntamiento en 2006 no disponía de medios suficientes para actuar, que tenía mucho trabajo y que los responsables políticos no le hacían caso, incluido el concejal, y que no pudo hacer más. La otra funcionaria investigada efectuaba los informes jurídicos. El concejal de Urbanismo declaró que a él ni las técnicos ni nadie le dijeron que hubiera problemas de personal y que no sabe nada del asunto.