"Aire, fuego y deseo" es el título del último proyecto poético-musical del escritor vasco Juan Carlos García Hoyuelos, traducido a todas las lenguas ibéricas, que presentó ayer en Zamora, dentro de las XV Jornadas de Cultura Tradicional impulsadas por la Asociación Cultural Zamorana Furmientu.

-¿Cómo surge la idea de unificar poesía y música en esta obra?

-Es la continuación de otro poemario anterior, "Se lo dije a la noche", que además también estaba traducido a todas las lenguas ibéricas e incorporaba un cd con versiones musicales de esas mismas poesías, cantadas en todas las lenguas ibéricas, además del sefardí, como ocurre en esta obra. Esta afición viene de muy pequeño y con apenas 15 años me gustaba tanto la poesía, la música y la diversidad lingüística de Iberia. Por eso lo que he hecho ha sido una mezcla de todo ello hasta crear estos dos proyectos que albergan poesía, música y diversidad lingüística.

-¿Considera que es un proyecto más ambicioso que el anterior?

-Sí, porque han colaborado más de doscientas personas. He contado con más de cien traductores, más de medio centenar de músicos, cantantes y recitadores y muchas otras personas que han puesto su granito de arena. Así que estoy muy contento con el resultado.

-¿La temática del poemario sigue la línea de sus anteriores trabajos?

-Quizá sea más intimista que mis otras publicaciones. También hablo de amor y desamor, además de una poesía que trata sobre la diáspora de los sefardíes. Todo ello plasmado de una forma romántica y a veces incluso erótica.

-¿En cuántas lenguas se puede leer este nuevo libro?

-Aparte del castellano, en portugués, asturleonés, donde colabora gente de Asturias, León, Zamora y Salamanca, lo que es el país leonés, la tierra de Miranda en Portugal o Extremadura, donde también se habla. Luego también está traducida al euskera, aragonés, al occitano aranés, que se habla en el valle de Arán y el sur de Francia, catalán, valenciano, murciano, el romaní, el a fala, del noroeste de Cáceres, el inglés, por Gibraltar y, por supuesto, el sefardí.

-¿Qué le interesa de esta cultura en particular?

-Había leído mucho sobre esta población y ya en otro trabajo estuvo presente. Lo incorporé y estuve investigando, con lo que descubrí que se sigue hablando en algunas comunidades en Turquía, Estambul o Israel. Creo que incorporarlo es hacerle un homenaje por lo que simboliza y por el amor que le tienen a Iberia, de la que todavía siguen pensando que son parte, a pesar del tiempo transcurrido. Precisamente esta obra la presenté en el Instituto Cervantes de Tel Aviv y tuvo una gran acogida.

-¿Por qué considera que es tan importante conservar estas lenguas minoritarias?

-Porque son parte de nosotros. Si una lengua desaparece, lo hace una parte de nuestra cultura, por muy minoritaria que sea esa lengua. Es muy interesante conservarla, porque habla no ya solo de nuestro pasado, sino porque todavía hay que gente que la utiliza. Con que lo hicieran solo dos personas, tendría que servir ya para que tuviera interés, pero si lo hace un grupo numeroso, como sucede en la actualidad, hay que conservarlas con más razón, porque es parte de nuestro patrimonio.

-¿Es una labor a veces desagradecida?

-De hecho desde la Junta, pese a que el estatuto de autonomía aprobó que había que prestar atención y promocionar el leonés, se está incumpliendo. Es muy triste, porque no deja de ser parte de nuestro patrimonio. Si ese aspecto no se quieren fomentar, es imposible hacer comunidad.

-¿Qué peso tiene el leonés en la provincia?

-Aquí en Zamora hay en varias comarcas que todavía se habla, sobre todo la gente más mayor. Tanto la Diputación como la Junta deberían luchar para que no se pierda. Si no se potencia, algún día estaremos lamentándonos de algo que hemos perdido.

-¿Está aumentando el interés por estas lenguas?

-Estoy esperanzado, porque existen asociaciones que están intentando que no se pierdan, incluso de enseñarlas y hacer pedagogía de ellas. Antes, al escuchar a mucha gente de las comarcas en Zamora y León hablarlo, creían que lo hacían era utilizar mal el castellano, o que era una mezcla entre gallego, leonés y castellano. Ahora empiezan a concienciarse de que no hablaban mal, sino que era otra lengua. Además, la gente joven empieza a tener interés, aunque con la despoblación es más complicada esta lucha por su mantenimiento.