La escritora Valeria Correa Fiz es la ganadora de la XI Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez, organizado por el Instituto de Estudios Zamoranos "Florián de Ocampo".

-¿De qué manera llega a la escritura?

-Leo desde que era muy pequeña y siempre encuentro un rato, aunque sea exiguo, para dedicarle a la lectura. La vocación de escribir es, en cambio, mucho más reciente y me ha supuesto una renuncia, la de ceder cierto tiempo de la lectura a la escritura. No sé muy bien cuándo fue exactamente que me decidí a escribir con regularidad, pero cuando empecé no tenía ningún proyecto literario pensado. Soy abogada y mientras ejercía la profesión, los cajones se me iban llenando de relatos y de poemas casi por arte de magia.

-¿La poesía siempre ha sido su género de trabajo?

-Sí y no. La poesía aspira, igual que la filosofía, a conocer, sólo que con otras estrategias y recursos. Ambas se gestan en torno al enigma de lo que somos, de nuestra propia condición. Tienen su germen en el asombro. Sucede que, a veces, el pensamiento, la idea como hecho lingüístico que es, necesita un desarrollo más narrativo, y es entonces cuando entran en juego otros géneros, como la novela o el relato. No sabría definir la poesía, pero creo que uno de sus efectos es el darnos la impresión de recordar algo olvidado. Cuando escribo un poema, tengo la sensación de estar descubriendo algo que ya estaba ahí, que me era preexistente. Mi obligación se reduce únicamente a la tarea de encontrarlo. Podría citar aquí alguna definición de poesía, hay muchas, pero ninguna es completamente satisfactoria. Creo que la razón radica en que no se puede definir una experiencia estética como no se puede definir cabalmente el amor o el sabor del café. Sentimos la poesía como sentimos el cuerpo del hombre amado, pero no podemos explicarlo.

-¿Cómo nació el poemario "El invierno a deshoras"?

-Es un poemario que busca ser una modesta cartografía de las cosas o situaciones que nos dejan a la intemperie, que nos dejan fríos, como se suele decir coloquialmente, de modo inesperado.

-¿Qué temas aborda en él?

-El libro está dividido en tres partes, cuyos títulos están inspirados en un poema de Antonio Gamoneda "El cantor de las heridas", en donde se trata el desencuentro amoroso principalmente; "En el país del viento", que ahonda en el tema de la soledad; y "En la blancura de los sanatorios abandonados", que habla de las pérdidas. Parece un libro muy oscuro, pero no lo es. Me gusta pensar que he vertido un poco de luz sobre temas oscuros. .

-El portavoz del jurado, el escritor Antonio Colinas, definió su poemario como "muy contundente, rotundo, que impresiona, de tono fuerte".

-Un escritor es, sobre todo, una mirada. Me siento muy identificada con los adjetivos que empleó Antonio Colinas porque creo que es así mi acercamiento al mundo, a las cosas que me interesan o impresionan.

-Además está presente Italia.

-Hace poco más de un año que vivo en Madrid, viví en Milán casi nueve. Italia es un país que conmueve por su belleza, por su historia. Mi experiencia vital está atravesada por todo lo que Italia ha significado para mí durante esos años. No creo que el poemario pueda circunscribirse estrictamente a ese país, pero hay algunos poemas que están fuertemente vinculados con Italia.

-¿Dista mucho este libro de sus anteriores publicaciones?

-Mi anterior libro de poesía, "El álbum oscuro", finalista del premio Manuel del Cabral, de 2016 es un poemario más minimalista. Trabaja con el silencio y tiene un lenguaje más abstracto. En "El invierno a deshoras" el lenguaje está más conectado con el cuerpo; deviene material, concreto y, en ocasiones, altamente erótico. Creo que el lenguaje hace visible la invisibilidad del espíritu. A través delas palabras nos oímos ser. En esta "audición ontológica" radica la diferencia entre estos dos libros, porque los poemarios están escritos en momentos muy diferentes de mi vida, en circunstancias vitales distintas.

-¿Qué le movió a presentarse al premio Claudio Rodríguez?

-El prestigio del premio, la posibilidad de publicar en la editorial Hiperión y la dotación económica, por supuesto. Que un jurado de la talla de este premio distinga mi poemario es ciertamente una ocasión de alegría y un gran honor.

-Usted es el primer autor no español que se alza con el galardón.

-Me gusta que los premios se concedan con total libertad, que se distinga aquello que el jurado considera valioso sin importar la procedencia de su autor.

-Para que la poética vea la luz los cauces son más laboriosos que para una novela y son menos las editoriales que apuestan por ella. ¿Los premios deberían apostar por la publicación?

-Es cierto que es más difícil publicar poesía que novela. La poesía es un género menos leído y, por lo tanto, menos rentable comercialmente. Los premios que apuestan por la publicación son de gran ayuda para los escritores jóvenes o poco conocidos para quienes el camino hacia la publicación es más difícil.