El director del Secretariado de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, José Luis Pinilla, ha ofrecido una conferencia sobre el tema de la migración este fin de semana en el Museo Etnográfico, organizada desde la Asociación Virgen de la Saleta.

-Según la Organización Internacional para las Migraciones más 8.100 personas llegaron a la península el pasado año en pateras, una cifra que duplica a la registrada en 2015 y que supone un regreso a datos previos al 2009. ¿Qué radiografía efectúa?

-Es una tragedia humanitaria por decisiones políticas. Europa toma unas decisiones y no otras y la península se suma a ellas y muestran que el Mediterráneo es un cementerio y que esta crisis es una vergüenza. Hago una radiografía de la insolidaridad y del descarte; de la ausencia de los principios que fortalecieron a Europa como acogedora y defensora de los derechos humanos. Si se hiciera una radiografía al continente europeo veríamos una Europa sin alma. Estos días están sufriendo y muriendo personas en los campos helados europeos y es necesario reaccionar porque parece que en Europa se nos ha helado no solo la tierra sino el alma y en España hemos perdido la memoria de cuando éramos nosotros refugiados y emigrantes.

-La costa sur de España y Melilla son...

-La puerta abierta sobre todo para los mercados y en otros casos, para las mafias. Es frontera de muerte para los que huyen de una vida imposible porque como dice Eduardo Galeano, muchos huyen de las guerras, pero muchos más huyen de los salarios exterminados y de suelos arrasados y terminan siendo cadáveres en orillas muy distintas a las que soñaron. Como señala el papa Francisco son hermanos marcados por heridas que jalonan su existencia por la violencia, el abuso de poder, la distancia de la familia, eventos traumáticos, la fuga de sus hogares, la incertidumbre sobre el futuro en el campo de refugiados.

-Y que en muchos casos acaban en los centros internamiento de extranjeros.

-Muchas organizaciones, entre ellas muchas de Iglesia, piden cerrar los Cies. Numerosas ong y el Defensor del Pueblo han denunciado en numerosas ocasiones las condiciones en las que viven los internos así como las deficiencias físicas y de derechos en materia de sanidad, alimentación y tratamiento. Son espacios donde los Derechos Humanos se vulneran constantemente, van más allá de la privación de libertad que es lo que recoge la ley; no se respeta la intimidad, no se cumple la asistencia sanitaria permanente, ni la libertad de comunicaciones, ni la asistencia jurídica efectiva.

-¿Son efectivas las inversiones en los países de origen para frenar las migraciones?

-Todos están de acuerdo con que esta es una de las respuestas para frenar la inmigración irregular, sin olvidar que toda persona tiene derecho a emigrar o a no emigrar forzosamente, como sostiene con fuerza la Doctrina Social de la Iglesia, lo que sucede es que aunque muchos estamos de acuerdo en promover el desarrollo en los países de origen de las migraciones, cosa que también dicen los políticos, pero no se ponen los medios para ello. Por ejemplo en España nunca se habían recortado tanto los programas de ayuda y cooperación exterior. Una cosa es predicar y otra dar trigo. Es más fácil invertir en seguridad. La Ayuda Oficial al Desarrollo española ha alcanzado mínimos históricos. En 2014, fue el 0,14%, frente al 0,4% en 2009. Pedimos que España recupere en esta legislatura el 0,4% de la Renta Nacional Bruta como Ayuda Oficial de Desarrollo y que destine un 10% de la misma a Ayuda Humanitaria.

-Estamos asistiendo al mayor movimiento humano desde la Segunda Guerra Mundial con miles de muertos en el Mediterráneo y millones de refugiados afinados en campos de refugiados desafiando el invierno sin que los Estados muevan ficha, tras una pugna por las cuotas de acogida. ¿Está fallando la política migratoria europea?

-La hostilidad europea ante la situación de las personas migrantes está causando caos, confusión, sufrimiento innecesario y vulneración de derechos. Hay que tomar conciencia de que la parálisis y la hostilidad europea ante la situación de las personas migrantes, incluyendo a las personas refugiadas, moviéndose dentro de y a través de Oriente Medio, Norte de África y Europa está causando un sufrimiento innecesario. El acuerdo con Turquía fue denunciado por mucha gente entre ellas la Iglesia Española. Es posible manejar las migraciones de una manera digna y humana y hay que hacer una llamada permanente a reflexionar sobre cómo podemos participar y actuar en la respuesta a los numerosos desafíos que encara Europa con respecto a la llegada y a la presencia de personas migrantes y también a conocer los retos a los que se enfrentan en las grandes ciudades, en los núcleos más pequeños, para la inclusión y la identidad cultural o problemas sociales, económicos y religiosos.

-¿De qué manera?

-España y la Unión Europea pueden convertirse en un ejemplo de gestión de las migraciones que garantice el bienestar y los derechos de las personas migrantes, incluyendo a las personas refugiadas y garantizando al mismo tiempo sus libertades internas. Se hacen cada vez más imprescindibles leyes compartidas de verdad en la UE, como pide el papa, que atiendan a la integridad de la atención y no solo a parches que por otro lado son escasos e ineficaces

-¿Cómo valora la respuesta de la sociedad civil?

-Desde luego más positiva en algunas naciones que la de las administraciones públicas. Ante la llegada de refugiados se movilizaron espontáneamente muchos esfuerzos, personas e instituciones que por desgracia todavía están esperando que los poderes públicos faciliten y respondan a su esfuerzo generoso. La respuesta no debe ser solo dar un techo temporal. Hace falta acompañamiento, integración, gestión de la interculturalidad etc y ahí la Iglesia y la sociedad civil tienen muchos que decir. La Iglesia ha respondido en la medida que puede y desde luego Cáritas está en primera línea. La Conferencia Episcopal está coordinándose a través de la Comisión Episcopal de Migraciones con Cáritas, Confer y Justicia y Paz para seguir con una estrategia común y unas propuestas de acogida, integración y atención permanente.

-Una vez que el refugiado llega a España ¿se encuentra con la red necesaria para intentar recomponer su vida o existen lagunas?

-Hay una red primaria escasa que debe ser complementada no solo en la acogida sino en la integración. La acogida y la reubicación son ofertas temporales. Cuando la acogida temporal termine, también todas las puertas de la Iglesia estarán prestas a seguir acompañando porque la labor no es solo acoger, sino facilitar una buena gestión de integración.

-Otro punto caliente de la migración lo representa el límite entre México y Estados Unidos y la constatación de que el presidente Trump quiere ampliar la construcción de un muro, entre otras medidas para frenar la entrada al extranjero.

-Las civilizaciones que se honran hacen puentes, no muros, y hay que defender la necesidad de acoger a las personas de forma legal, sin política barata de ningún signo. EE.UU. no puede convertirse en un Guantánamo colectivo, tal y como ha afirmado el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española. El papa ha recordado que buscamos salvadores que nos devuelvan la identidad y nos defendemos con muros, con alambres, con lo que sea, de los otros pueblos que nos puedan quitar la identidad, lo que es muy grave. Puso incluso el ejemplo de Alemania en la época de Hitler en el 33. Un pueblo que estaba en esa crisis, que buscó su identidad y apareció este líder que prometió darles una identidad, y les dio una distorsionada y ya sabemos lo que pasó. Además, es una nación que nació por la emigración. ¡Si hasta el presidente Trump es hijo de una emigrante ! Yo digo que cuando otros ven un emigrante nosotros vemos un hermano, y a un hermano no se le da con la puerta en las narices.