Hoy sábado 21, enero 2017, a las 21 horas en el hotel NH La Vinícola y al módico precio de veinte euros -cena y actuación- tendrá lugar la apertura del año flamenco en una nueva programación de La Peña Flamenca Amigos del Cante. Como tantas veces se hace, en igualdad de condiciones para socios y para los aficionados que lo apetezcan, y sobre todo, que hayan hecho su preceptiva reserva.

Desde luego la velada promete y promete mucho. El excepcional entorno, la magnífica cocina del hotel, la tradicional cena alrededor del patrón de los animales. Bueno, también de los sepultureros. Y, finalmente, la prometedora sobremesa flamenca en torno a los aires de Jerez. Concretamente por los de la Plazuela, o lo que es lo mismo, barrio de San Miguel, en el cante y Santiago en el toque.

Tanto a cantaor como a guitarrista le viene de largo su pedigrí jondo. Herederos y depositarios de dos de las más señaladas estirpes flamencas de la albariza tierra. Asimismo, como he dicho, cada uno de ellos representa a una de las dos gitanerías flamencas esenciales para entender la historia del universal arte. Pero voy por partes.

Luis Carpio Mijita jerezano de treinta y cinco años, pertenece a la saga de los Mijitas. Parientes suyos y significados artistas son, su padre y hermano, ambos de nombre Alfonso, su tío El Garbanzo, pero sobre todos, su bisabuelo El Chalao creador de las bulerías más representativas de La Plazuela, de gran jondura y musicalidad. Emparenta además con la familia Agujetas. Tiene publicados dos discos individuales -La Plazuela en estado puro y Se llama flamenco- y dos colectivos -La nueva frontera del cante de Jerez y, con su padre y su hermano, Estirpe de pare a hijo. Los Mijitas-.

Estará acompañado por otro depositario de sangre azul flamenca. Éste descendiente de Santiago, Pepe del Morao, de treinta años, nieto del genial maestro de la sonanta jerezana Manuel Morao ¿Recuerdan los mayores cuando le tocaba a su cuñado Fernando Terremoto padre? Sobrino nieto de Juan Morao, sobrino de Moraito y primo de Diego del Morao.

¡Casi nada con los angelitos!