Perros, de diversidad de tamaño y de razas, así como algunos gatos e incluso algún conejo y varias tortugas recibieron ayer la bendición con motivo de la fiesta del patrón de los animales, san Antón, a las puertas de la iglesia de San Antolín.

Entre los debutantes se encontraba el perro Golfo, de año y medio, a quien llevó el joven Raúl García que se animó porque "hoy es su fiesta". También quiso que su perrita Juani recibiera el agua bendita Mercedes González, una toresana que reside en Benidorm y que estaba de viaje. "Me dijo una amiga que en Zamora se bendice a los animales, por eso he parado y he venido porque en Benidorm siempre acudo", explica esta mujer que se declarada "amante de los animales". Por su parte, Sonia Rodríguez iba acompañada de sus tres hijos y de su gato Mancha. "Es una tradición que hay que inculcar", decía esta madre mientras que en los corrillos más de un zamorano echaba en la falta de presencia de más animales y más personas. "En estas costumbres cada vez están menos implicados los jóvenes", lamentaba Juan Fernández en la plaza de San Antolín mientras que repicaban las campanas del templo homónimo y la imagen de San Antón, llevada en andas y acompañada de sus cofrades, recorría las calles de la Lana tras salir de la iglesia de San Vicente.

Con la imagen en el porche de el templo románico el sacerdote José María Casado bendijo a los presentes para, tras la indicación de un cofrade, proceder a hacerlo también animal por animal. A continuación llegó el turno de las relaciones dichas por tres voluntarios. Entre ellos destacó Adrián Alejo Calvo de 83 años, habitual cada San Antón, que pese a tener que acudir con la muleta no quiso faltar a la cita. Este vecino de Palacios del Pan en su alocución mencionó que "se protege más al lobo que a la ganadería", palabras secundadas con una gran ovación de los presentes. La subasta de un gallo o un cordero y de productos cedidos por comercios supusieron un total de 350 euros para la Cofradía de San Antón que cuenta con unos 200 hermanos, que ayer dio la bienvenida a tres nuevos cofrades y que concluyó la jornada con la cena de hermandad y una subasta.

Por otro lado, los integrantes de la Cofradía del Cencerro, para festejar a San Antón, recorrieron por la tarde-noche las calles de la ciudad ataviados con el traje de los antiguos tratantes y con el burro Bolinche.