El servicio de urgencias del Virgen de la Concha permaneció al borde del colapso el día de Año Nuevo, con más de 240 pacientes atendidos a lo largo de la jornada laboral, una media de 10 por hora, que mantuvo a médicos, enfermeras y auxiliares en una actividad frenética, según ha podido saber este diario.

Se trata de una situación que se deriva del envejecimiento cada vez mayor de la población y la falta de medios en los servicios de urgencias de los centros de salud, que se ven obligados a derivar pacientes al Hospital, incluso, algunos ya deciden ir directamente a este centro sanitario por disponer de más recursos.

De modo que, esa masiva afluencia de enfermos al "Clínico" en la madrugada de Año Nuevo nada tiene que ver con el accidente registrado en la discoteca de Villafáfila, que provocó la llegada de 18 heridos a las 5.00 horas del día uno de enero, ni con las típicas intoxicaciones etílicas, que no existieron en esas horas, indicaron las fuentes consultadas por este periódico.

En contra de lo que pudiera esperarse, dada la celebración masiva de la Nochevieja entre los zamoranos, la mayoría de los pacientes acudieron al Virgen de la Concha por dificultades respiratorias, una dolencia vinculada a una población envejecida. La fiebre fue otra de las causas más comunes que elevaron el número de visitas, así como los dolores abdominales y las molestias por enfermedades crónicas.

Lo que podría parecer "un pico", como gusta decir a los responsables del Sacyl, se está convirtiendo en tónica habitual, insisten estas fuentes. De hecho, urgencias del "Clínico" lleva recibiendo una media diaria "no de 200 pacientes pero sí próxima a esa cifra" desde hace unos quince días, en fechas previas a las fiestas de Navidad. Ese elevado número de enfermos, que antes se veía a lo largo de toda la semana, "es ahora mismo lo normal y todavía no hemos empezado a atender la epidemia de la gripe".

Como ejemplo, el de una zamorana que decidió ir a urgencias a las 18.00 horas del día 31 de diciembre y cuando supo que delante tenía a 35 personas esperando a ser atendidas, desistir y decidió regresar a casa. Es más habitual de lo que debiera que en el servicio de urgencias que absorbe los casos más lentos al concluir turnos haya entre 10 y 15 pacientes sin asistir.

"Después de fiestas, a las 3.00 horas, había entre 20 y 30 pacientes en la sala de espera". El 23 de diciembre, cuando tuvo lugar la intoxicación de la residencia de Fermoselle, a las 22.00 horas había 25 pacientes esperando a ser atendidos.