La entrada en servicio hace un año, de la línea de alta velocidad supuso, a su vez, el estreno del cambiador de ancho de Zamora capital, una estructura que a lo largo de los pocos meses que lleva de funcionamiento ha dado ya varias averías que han provocado retrasos en los trenes que en ese momento realizaban en cambio de ejes. Ayer se produjo una de ellas, pero es que el pasado 9 de diciembre otro tren permaneció parado en el cambiador de ancho. En esa ocasión Renfe achacó el fallo a una avería del tren, pero lo cierto es que no estaba parado en la estación, sino en el cambiador. Y así se han dado otras tantas incidencias en este año de funcionamiento. Cierto es que ninguno de estos fallos ha revestido mayor gravedad que los lógicos perjuicios que se han podido ocasionar a los viajeros de los trenes concretos afectados. Pero todas las incidencias se han resuelto con relativa celeridad y no han afectado a la operatividad de la vía. Hay que tener en cuenta que si se quedara un tren atascado en el cambiador impediría por completo el tráfico ferroviario de viajeros entre Zamora y Galicia.

Las averías de ayer se producían en una época, la de las fiestas navideñas, en la que el número de desplazamientos es muy elevado. De hecho Renfe ha habilitado plazas complementarias ya que de otro modo prácticamente todos los trenes viajarían completos en estas fechas. La puntualidad de los trenes, por otra parte, suele ser buena, al menos en la línea entre Zamora y Galicia, y los retrasos, cuando los hay, no suelen ir más allá de unos minutos. Sin embargo, averías como las de ayer, tan prolongadas, pueden ocasionar verdaderos problemas a los pasajeros, que en lugar de hora y media tardaron el doble en llegar a destino.

La avería más grave fue la que afectó al Alvia 4095, que cubría el trayecto entre Madrid y Ferrol. A la una menos cuarto de la tarde Renfe informaba que había sufrido una avería que le impedía continuar viaje, en un tramo situado entre las localidades de Pedralba de la Pradería y Requejo. El tren se vio obligado a desandar el camino hasta llegar a Requejo, donde tuvo la posibilidad de bajar a los viajeros con el fin de que esperaran a los autobuses que les llevaron hasta sus puntos de destino. Eran 183 las personas que viajaban en el tren en ese momento. En lugar de trasladar al contingente hasta otra estación próxima donde poder retomar el viaje en tren, Renfe optó por concluir el trayecto en autobús, debido a que la avería del tren no podía ser reparada en un plazo de tiempo razonable. Según informaron fuentes de la compañía el convoy averiado pudo ser colocado en una vía apartada con el fin de que no se interrumpiera el tráfico ferroviario entre Madrid y Galicia. Y de hecho, ya no se tuvieron noticias de mayores incidencias, en una jornada desde luego complicada para el tránsito ferroviario. La demora estimada fue en este caso de cien minutos, es decir, casi una hora y tres cuartos.