Durante el último siglo, la vinculación de los zamoranos en Cuba con su tierra de origen se ha manifestado de diversas formas: remesas, ayudas y mecenazgo, conservación de tradiciones o el mantenimiento de relaciones institucionales. La Colonia Zamorana de Cuba en particular ha mantenido viva y activa esta vinculación de pasado, presente y sobre todo de futuro.

Uno de los paneles de la muestra organizada en La Habana por el Centro de la UNED de Zamora. | FOTO CENTRO DE ESTUDIOS DE LA EMIGRACIÓN CASTELLANA Y LEONESA / UNED ZAMORA

Los zamoranos que emigraron a Cuba enviaron de forma constante giros con dinero a sus familias. Con estos pretendían paliar las estrecheces y las carencias con las que se vivía en España, y devolver el dinero que estas habían invertido en el viaje. El emigrante zamorano tenía un perfil de gran trabajador con una extraordinaria capacidad de ahorro, lo que le permitió con mucho esfuerzo, sacar adelante a su familia y ayudar a la que había dejado en España.

Las remesas monetarias remitidas por los emigrantes, aún poco estudiadas por su complejidad y dispersión de las fuentes, constituyeron una gran ayuda para las familias españolas y sus maltrechas economías domésticas. Tampoco es desdeñable su importancia en términos generales, a escala de una localidad, comarca o región, e incluso de la totalidad del país. Prueba de ello es que la Ley de Emigración de 1907 ya se refiere a las remesas de los emigrantes y autoriza al Gobierno a que, por medio del Cuerpo Consular, estableciese el mecanismo y los medios para recibir en depósito los ahorros de los que estaban fuera y remitiese el metálico a donde el depositante determinase. Sin duda ninguna muchas familias zamoranas salieron adelante gracias a los envíos de dinero que de forma constante llegaban de América.

Los efectos de la emigración también fueron visibles a otros niveles. Un buen número de pueblos de nuestra provincia contaron con el apoyo de unos emigrantes que siempre llevaron la patria en sus corazones, y que bien de forma individual o colectiva „a través de las asociaciones„, hicieron aportaciones encaminadas a mejorar las condiciones de vida de sus localidades con obras de infraestructura básica, escuelas como las de Villanueva de Valrojo y Fresno de la Carballeda, lavaderos, fuentes, acometidas de luz y un largo etc., así como paliar los efectos de grandes catástrofes.

A nivel colectivo, la Colonia Zamorana de Cuba también ha sido particularmente sensible a las situaciones de desastre o necesidad que ocurrían en Zamora y otros lugares de España. Su contribución económica en favor de distintas iniciativas de carácter benéfico, asistencial y cultural surgidas en tierras zamoranas fue importante y ha dejado una huella imborrable en ellas. En 1919 se hace una importante donación a la Casa de Maternidad de Zamora en la que algunas de sus niñas habían bordado el estandarte de la Colonia. También contribuirán a la formación de un grupo de «coros y danzas» en Zamora. Durante la Guerra Civil española la Colonia se mantiene al margen de las luchas políticas pero sus asociados contribuirán al envío de ayuda humanitaria y a asistir a los republicanos españoles exiliados en La Habana. Así mismo desde la asociación también se fomentará la mejora de las infraestructuras de algunos pueblos zamoranos como el caso del abastecimiento de agua de Fermoselle con comisiones en diferentes ciudades cubanas y en diversos países de América.

Uno de los encuentros de la primera Operación Añoranza, 1995. | FOTO LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

La solidaridad de los emigrantes zamoranos, canalizada directamente o a través de instituciones como la Cruz Roja Cubana. A lo largo de este siglo se enviaron distintas remesas para ayudar a sus coterráneos, o a los de otras regiones españolas ante determinadas calamidades. Especial significación tuvo la ayuda prestada al pueblo de Ribadelago, arrasado por la avenida de agua provocada por la rotura de la presa de Vega de Tera, en enero de 1959.

Esta solidaridad ha tomado en los últimos años el camino inverso. Las ayudas de la Junta de Castilla y León, la Diputación Provincial y numerosos ayuntamientos zamoranos han dado impulso a la Colonia y sus actividades. La sede de la Colonia, la Casa de Zamora es una de sus materializaciones, pero también los programas asistenciales que han beneficiado a los asociados en una situación más difícil.

Primeros auxilios a las víctimas de la tragedia de Ribadelago en 1959. | FOTO ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ZAMORA.

Uno de los planes que más ha contribuido a fortalecer estos vínculos ha sido el programa Añoranza que se inició en 1995 permitiendo a algunos de nuestros ancianos regresar a Zamora durante algunas semanas. Este reencuentro con la familia y con el pueblo de origen ha permitido a muchos cumplir el sueño de regresar a su patria chica. Este programa se complementa desde 2004 con el proyecto Raíces, destinado a que los jóvenes de la Colonia puedan conocer personalmente la tierra de sus ancestros.

Pero la vinculación también se hace presente a través de la conservación del legado y la memoria del hecho migratorio, que constituyen un patrimonio cultural que es necesario preservar y valorizar. La memoria de la emigración está muy presente en la sede de la Colonia Zamorana. En ella se preservan los estandartes y emblemas societarios. Tan importante o más es su archivo, donde se custodia la documentación generada por la asociación desde hace un siglo. En los últimos años se han propiciado trabajos de investigación sobre su historia societaria. También ha contribuido decisivamente a la recuperación de fotografías, documentos o cartas de los emigrantes e, incluso, memorias personales como las que dejó escritas Francisco Sánchez Tamame, presidente de la Colonia y del Centro Castellano, recientemente publicadas por la UNED de Zamora.

Cheques enviados por emigrantes zamoranos.| FOTO CENTRO DE ESTUDIOS DE LA EMIGRACIÓN CASTELLANA Y LEONESA/ UNED ZAMORA

Desde 2005 la Colonia también colabora en proyectos dirigidos desde el Centro de la UNED de Zamora facilitando fondos digitales al Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa de esta universidad. En paralelo, sus socios han participado en los premios Memoria de la Emigración, que han permitido recuperar más de 300 historias de vida sobre los emigrantes zamoranos y castellanos y leoneses en un proyecto pionero sobre la emigración española a América y que conforma una de las mayores y mejores colecciones en su género en toda España.

(*) Centro de Estudios de la Emigración Castellana y Leonesa / UNED Zamora