El presidente de la agrupación La Morana, Francisco Iglesias, ofrece algunos apuntes sobre la asociación, los belenes y, en particular, el que más público congrega estas fechas, que este año ha sido bautizado con el nombre de "Hijo de David".

-El gran público ve el nacimiento como algo casero y personal, pero La Morana le ha dado un rango que casi rivaliza con el de la Semana Santa.

-Lo cierto es que ya tenemos en la cabeza parte de lo que vamos a hacer el año que viene porque todo hay que preverlo con mucha antelación. Montar exposiciones de esta envergadura es complejo y hay mucha gente involucrada, no solo de La Morana, que pone su tiempo, trabajo e ilusión para que todo funcione, sino también técnicos, iluminación, carpintería, pintura? Hay que hacer el proyecto, presentarlo y desarrollarlo.

-¿Qué supone montar dos grandes belenes en Zamora, uno en Benavente y otro en Palencia, además de la Cabalgata de Reyes?

-Es un esfuerzo muy grande y, quizá, no se ve, como pasa con la Cabalgata. Es mucho trabajo. También hay que buscar los patrocinios y exponer los proyectos para poder sacarlos adelante y, como nos pasa a todos los que hacemos esto, tenemos que compatibilizarlo con nuestros propios trabajos y con las clases de baile, de pandereta y de indumentaria tradicional. Queda poco tiempo para la vida personal pero disfruto mucho con lo que hago.

-El propio nombre de la Agrupación Belenista La Morana responde a la historia de su familia.

-Es verdad. Mi abuelo Paco, el herrero, y mi abuela Cristina vivían en la cuesta de La Morana y montábamos allí el belén, en una habitación grande de esas casas de antes con techos altos, con las corchas, como decimos nosotros, y el musgo. Íbamos a por el serrín a la carpintería de arriba y a donde el señor Andrés, a por la paja, cuando todavía se tenían vacas en casa. El belén fue creciendo a medida que crecíamos nosotros y, al final, decidimos ponerlo abajo, en un local de los abuelos, y abrirlo al público. Mucha gente iba a visitarlo cuando lo poníamos arriba. Ese fue el germen de todo. Empezaron a vincularse personas aficionadas y, en 1999, decidimos dar el paso y crear un colectivo que defendiera y difundiera la tradición.

-¿Qué siente cuando ve a toda esa gente que acude desde Madrid, Galicia o Sevilla solo para ver "Hijo de David", el belén de la Diputación?

-Es una sensación tremenda. Me gusta que trascienda el trabajo que lleva todo esto y que la gente lo valore. Pensar, crear y trasladar todo lo que el público ve tiene ese premio.

-¿Por qué "Hijo de David"?

-Porque recrea con un corte tradicional ese momento histórico, cuando nace Jesús en Belén de Judá mientras reina Herodes. Ese momento se plasma a través de unas escenografías, un paisaje, unas edificaciones y una vegetación. Somos muy rigurosos, nos documentamos y hacemos un trabajo previo a taller que da como resultado la exposición que vemos. Después, la vestimos, con una selección magnífica de piezas de la Diócesis de Zamora y entidades que han colaborado para que ese mensaje de "Jesús, Hijo de David" quede refrendado a través del arte zamorano.