Se trata de una de las tradiciones más arraigadas de los últimos años en la capital, una muestra más de solidaridad en fechas navideñas. El Corazón de María volvió a abrir sus puertas en las tarde del 24 de diciembre para acoger a una treintena de gente sin hogar que durante esa noche cambia el habitual comedor social -cerrado en esa fecha tan señalada- por una cena entre amigos en el colegio, con la inestimable colaboración de Protección Civil.

Los voluntarios se volcaron desde primera hora de la mañana en que todo estuviera "perfecto". Desde la colocación de las mesas y las sillas, hasta la decoración del comedor, a la que ayudó Asprosub con sus típicas flores de Pascua. Este año, además, la asociación donó pequeñas plantas que los comensales se llevaron como regalo navideño. También los voluntarios se encargaron de servir la cena, recoger tras finalizar y fregar, aunque lo que más apreciaron los que disfrutaron de esta velada fue la conversación y la atención que recibieron de su parte.

Pero no fue esta la única organización que se involucra en esta especial cena de Nochebuena, que sumó este año 28 ediciones de vida. A que las personas sin hogar o que viven solos puedan sentir -aunque sea por unas horas- el espíritu de la Navidad también ayudaron diferentes empresas, restaurantes, bares y entidades de la capital, que donaron tanto los alimentos como el menaje y la mantelería o las bebidas.

Buen sabor de boca

Con estos "padrinos", el menú navideño no tuvo nada que envidiar a los que se sirvieron en los hogares zamoranos esa misma noche. Los entremeses fríos, con langostinos y embutidos, dieron paso a los calientes, donde no faltaron los tradicionales pimientos rellenos de bacalao. Una sopa de marisco terminó de calentar el cuerpo, para continuar con el plato de pescado, que constó de merluza a la cazuela con su correspondiente guarnición.

Para los amantes de la carne, se podía elegir entre ternera asada o carrillera con setas, además de lomo, o pollo asado. El colofón del postre fue también muy variado, desde tartas hasta helados, polvorones e incluso turrones aptos para diabéticos.

Tras los dulces y algún que otro villancico, el autobús urbano regresó al colegio para acercar a los comensales a la capital, que vivieron así su noche mágica de Navidad.