«Con nocturnidad y Alevosía». Los hosteleros zamoranos están en pie de guerra contra la subida de impuestos para bebidas alcohólicas (salvo el vino y la cerveza) y azucaradas, aprobada ayer por el Gobierno, sin dar a conocer más matices. Supondrá un golpe «mortal» para un sector que comenzaba a recuperarse levemente de la crisis, explica el presidente de la Asociación Zamorana de Empresarios de Hostelería (Azehos), Óscar Somoza. Se trata de un «ataque frontal» a un sector que está tirando de la economía del país en estos últimos cinco años de crisis, «no creo que esto sea ahora beneficioso para el país», agrega el empresario.

La «inesperada» medida frenará el consumo, el fomento del empleo, que parecía repuntar, y el restablecimiento económico de un sector «al que siempre se le dan bofetadas, somos el tancredo para todos los ministerios», denunciaba un Óscar Somoza visiblemente indignado por la decisión del Gobierno del PP, tomada a espaldas de los empresarios, «sin comunicar con los interesados, sin tener conocimiento previo, preaviso ni negociación».

Los hosteleros no pueden siquiera calcular la repercusión que este incremento de impuestos tendrá en sus negocios, «no sabemos con detalle el importe de subida exacto», pero sí saben que «no podremos asumirlo, habrá que repercutirlo y afectará al consumo» con toda seguridad.

Somoza recuerda que en los últimos cinco años «el volumen de pérdidas ha sido elevado» para destacar que «estas medidas bloquean las recuperaciones» y que suponen «dar un estacazo a nuestro sector cuando parecía que desde el verano los negocios estaban haciendo más facturación. Es un ataque a muerte».

Los hosteleros han sufrido un descenso de beneficios «brutal, de un 30% con la crisis, el tabaco, la subida del IVA...», incluso ha habido cierres, lo que implica que «en muchos casos esa disminución de ingresos ha sido del cien por cien porque han desaparecido». Los negocios cerrados en estos cinco años se cifran, aproximadamente, en 17%.

Sin descartar movilizaciones, pero sin poder concretar todavía quémedidas de protesta y cuáles, la conclusión de la Federación Nacional de Hostelería y del sector de alcoholeros y refrescos, que mantienen ya contactos, es que el Gobierno de Mariano Rajoy logrará «el efecto completamente contrario al que pretende, que es recaudar más, porque no se va a consumir más».

Ese retraimiento del consumo se producirá porque «entendemos que no vamos a poder asumir esa subida, el vendedor intermedio, los hoteleros vamos a tener que repercutirlo y, en la situación en la que estamos, con una recuperación tenue todavía» del sector tras la fuerte crisis atravesada, este aumento de impuestos «afectará al consumo otra vez».

Somoza pone el acento en que «ya estamos con consumos bajos, con lo cual, si pretenden recaudar 200 millones, a lo mejor lo que se produce es el efecto contrario» y el Estado «deja de ingresar una cantidad importante por la bajada de ventas».

A_esa circunstancia que dejaría sin efecto una medida tan polémica como sorprendente para el sector, se une la más que «posible destrucción de empleo que viene aparejada siempre cuando hay pérdidas económicas». Si los negocios registran menos consumiciones porque se ven obligados a subir los precios de las bebidas, no podrán ampliar sus plantillas, por tanto, «peligra la creación de empleo» que muchos se venían planteando gracias a ese pequeño repunte de la economía y de los beneficios en hostelería, propiciado en parte por la llegada del AVE a Zamora y por las Edades del Hombre en Toro.

Somoza recuerda que las plantillas están ya bajo mínimos, hay un porcentaje elevadísimo de empleos que los ocupan los propietarios del negocio y su familia, «ya no se puede rascar más. Si ahora parecía que podía crearse algún empleo, con esta medida, se pone coto» a esa persopectiva, sentencia.

Las consecuencias de esta decisión, tomada sin contar con los representantes de los industriales, tendrán que analizarse más adelante, «cuando sepamos la repercusión definitiva», el índice que se aplicará de subida, «hoy todavía no sabemos cuánto puede ser», y cuando los empresarios hayan consumido el remanente que todavía tienen en sus almacenes.

«Somos el muñeco del pin pan pun», denunciaba gráficamente el presidente de Azehos, «siempre se grava al hostelero» y mencionaba los múltiples impuestos que se han ido aplicando a estos negocios, desde las fichas de viajeros a las tasas de sanidad, al carné de manipuladores sin coste o a la prohibición del consumo de tabaco dentro de los locales, entre otros.

El Gobierno se olvida, subrayaba el empresario zamorano, de que «este sector es el único motor económico demostrado en los cinco años de crisis que llevamos, pero todos son bofetadas y no creo que sea bueno para el país».

Las federaciones de diferentes sectores se están reuniendo todavía para estudiar la situación que se genera con estas medidas, que es difícil de precisar en estos momentos.

Los que es una realidad es el malestar de los empresarios, cuyo «sentir mayoritario es de cabreo porque parece que solo nos atacan a nosotros y esta tarta se agota», recrimina Somoza.

Por su parte, los gerentes de negocios de ocio nocturno en la capital se muestran pesimistas sobre el efecto que tendrá para su actividad en cuanto a consumo, en una ciudad en la que «los sueldos no se incrementan, la gente sale con menos dinero en la cartera. Si ya se notaba que había bajado el número de consumiciones, ahora la caída será mayor».

Los hay que creen inevitable incrementar el precio de las copas, que llevan diez años sin experimentar un aumento, y abundan en ese balance negativo que tendrá para los ingresos de la hostelería, que inevitablemente verán descender la «caja» al final de cada jornada. Si ya los ciudadanos salían menos por las noches para pasar un buen rato frente a un cubata o un gintonic o un whisky, la cosa irá a peor sin lugar a dudas.

Los responsables de otros establecimientos de ocio nocturno están por mantener los precios, aún a sabiendas de que «provocará pérdidas importantes» para el negocio. Todos son partidarios de llevar a cabo movilizaciones para tratar de frenar esa subida que desde ayer es un hecho. «Nos la han colado» de nuevo.