Sara Herrero Pérez abre esta tarde el ciclo de conferencias que complementa a la exposición "30 pioneras y Zamora". La experta ahondará en la figura de la filóloga y escritora María Goyri a partir de las 19.00 horas en el antiguo Palacio de la Diputación.

-¿Cómo una economista bucea en la trayectoria de María Goyri?

-El pasado año se celebró el centenario del nacimiento de la Residencia de Señoritas y de una manera tangencial María participó en ella. Al ser una mujer cuya vida fue poco explorada y ser un personaje importante dentro de todo el ámbito la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Señoritas me aventuré.

-¿Cuál fue su origen?

-Es hija natural de una señora con dinero. Dicen, aunque no está documentado, que su padre era un hombre importante de la época. Su madre fue una mujer tremendamente cultivada que le enseña muchas disciplinas, a modo de ejemplo desde muy pequeña le hace ir al gimnasio donde comparte clase con otros chicos, lo que era algo extraordinario. Además tiene una madre que la apoya, al menos no se lo quita de la cabeza, cuando decide ir a la universidad.

-¿Cómo fue su paso por el centro universitario?

-María tenía que acudir al aula acompañada del bedel que la llevaba al despacho del catedrático que luego acudía a las clases. Tenía que estar sentada en una mesita al lado del catedrático mientras que el resto de alumnos estaba enfrente de ella. Su personalidad tenía que ser fuerte porque el ritual era, al menos, extraño. Fue una de las primeras mujeres licenciadas en España y en su orla aparece solo ella rodea de hombres y fue una de las primeras mujeres doctoradas en España porque leyó su tesis sobre un texto literario en los primeros años del siglo XX.

-¿Qué vinculación tuvo con la Institución Libre de Enseñanza ?

-Ella mantuvo mucha amistad con las personas vinculadas a la institución y su vinculación fue total a través del Instituto Escuela, donde utiliza una pedagogía innovadora de la Libre de enseñanza. El Instituto Escuela fue un colegio muy moderno para la época con aulas mixtas donde se entendía otra la forma de aprender donde entre otros principios, defendían la observación o las visitas culturales.

-Y con la Residencia de Señoritas...

-En cuanto al Residencia de Señoritas ella no la monta sino que trabaja y colabora. Ella es muy amiga de María de Maeztu y colabora con ella puntualmente dando clases a las chicas que están hospedadas allí.

-Pese a su labor es una mujer poco conocida.

-María es una mujer poco conocida que hay que rescatar del olvido. El que es realmente conocido es su marido Ramón Menéndez Pidal y ella tiene mucho que ver con su éxito. Juntos colaboran y desarrollan todo el trabajo de rescatar el Romancero. La importancia de esta mujer es ser la colaboradora necesaria para el rescate del Romancero que solo se le atribuye a él. Además acompañó y trabajó codo con codo con su marido en la recopilación del Romancero. En el viaje de novios ya rescatan el romance a la Muerte del príncipe don Juan, un tesoro del romancero que alude a la muerte del hijo de los Reyes Católicos y tras el fallecimiento se comienza a cantar existiendo diversas versiones sobre él.

-¿Toda su trayectoria está unida a la de su marido?

-No trabajó también en solitario. Ella investigó mucho sobre Lope de Vega e hizo algunas crónicas relacionadas con la mujer y la posibilidad de las mujeres de tomar una posición más activa en la sociedad. Era una mujer que tenía una convicciones fuertes y defendió con ahincó la igualdad de la mujer y que tenía que trabajar y desarrollarse en las mismas condiciones del hombre. De hecho participa en un congreso pedagógico que hay en España y hace un discurso muy vibrante en el que afirma que las mujeres tienen que perder el miedo a participar con pleno derecho en todos los ámbitos de la vida y de la sociedad.

-¿La sombra de su marido fue muy fuerte en su trayectoria?

-Su marido no le resta visibilidad pero en ese momento el papel de la mujer estaba en un segundo plano. Las mujeres permanecían ocultas independientemente de su estado civil o con quién estuvieran casadas. Ramón Menéndez Pidal fue un compañero totalmente excepcional. Era un hombre de una relevancia excepcional y de un nivel intelectual tremendo. Con él compartía todo, desde ideales a profesión a vida.

-De su acercamiento a la figura de esta mujer, ¿qué le ha sorprendido?

-Me llamó la atención el espíritu de la época en la que vivieron, todos los ideales de la Institución Libre de Enseñanza y la personalidad y sus valores morales. Ese afán por hacer las cosas bien, por trabajar en silencio, ese afán de no protagonismo, esa humildad en el trabajo. Creo que desarrolló una manera de trabajar muy laboriosa, tan en la sombra y con mucho rigor. Tiene publicados una docena de libros y todavía hay escritos suyos inéditos.