Once años de cárcel es la suma de las penas que se solicita desde el Ministerio Fiscal para el dueño de Cetragran por un delito continuado de estafa -seis años-, un delito de alzamiento de bienes -otros tres años más- y un delito societario, por el que se añade dos años. A esta condena de prisión se le incorpora la petición de multas que ascienden a 27.000 euros. Una cifra a la que habría que añadir la petición de indemnización a los acreedores, que supone cerca de 500.000 euros.

Por su parte, la solicitud de penas de las acusaciones particulares, que representan a cuatro empresas de abonos, fertilizantes y piensos, a las que el acusado adeuda dinero desde el año 2009, cuando la empresa Cetragran entró en concurso de acreedores, oscilan entre los dos y los ocho años de prisión, según los delitos que se le imputan. Estos son los mismos que sostiene el Ministerio Fiscal, aunque también añaden otros como delitos de insolvencia concursal o falsedad documental mercantil.

Por su parte, la defensa solicita la absolución tanto del dueño de la empresa como de su hermana, imputada al ser administradora de la sociedad.

En su declaración, el acusado explicó que sus problemas de solvencia vinieron por culpa de su relación mercantil con la empresa Eurotaif Siglo XXI, radicada en Almería. Fue en 2008 cuando un colaborador de la empresa zamorana le habló de esta firma andaluza. "Como no los conocía, les exigí que me pagaran por adelantado. En mayo comenzamos a trabajar y fue en verano cuando empecé a recibir cheques aplazados, lo que cual me mosqueó bastante", reconoció el imputado, quien afirmó que su contable en diciembre de ese año no le avisó de la mala situación de la empresa. "Fui yo el que vio las cosas y el que refinanció la deuda de 9 millones de euros con Eurotaif. La reunión tuvo lugar en un hotel de Sevilla y en ese momento tenía la certeza de que iba a cobrar", argumentó, por lo que continuó con la relación. "Tenía treinta trabajadores directos y más de cien indirectos, en ningún momento quise dejar de pagar", subrayó.

En este sentido, recordó que una entidad como Caja Rural le concedió un préstamo para seguir trabajando "sin ninguna objeción", apuntó. Cuando el fiscal le preguntó por qué volvió a confiar en la empresa almeriense tras la refinanciación, él señaló que lo hizo porque le volvía a pagar "por adelantado".

Sobre las acusaciones de las empresas que se han personado en el juicio como acusación particular, el procesado indicó que llevaba muchos años haciendo negocios con ellas "y siempre les he pagado, porque he hecho con ellas infinidad de operaciones, transacciones diarias y grandes operaciones", se extrañó.

Respecto a los últimos movimientos que realizó poco antes de que en junio se decidiera el concurso de acreedores, defendió que la finca que vendió por 70.000 euros para conseguir dinero fue adquirida por su cuñado "porque se la ofrecí por si le interesaba, así que no tengo nada que ocultar". Poco después decidió ser administrador único de Cetragran y aconsejó a su hermana -la otra acusada- el darse de baja. "Quise seguir yo solo este camino y además ella tenía el 2% de lasociedad".

El acusado rehusó contestar a las preguntas de los letrados de la acusación pero a los abogados de la defensa les confió que él siguió trabajando hasta el final "para pagar a la gente. Y así lo hice mientras siguió entrando dinero. Eso demuestra que en ningún momento quise desviar capital".

El juicio continuará hoy en la Audiencia Provincial con las declaraciones del resto de testigos, entre los que estarán los miembros de la administración concursal y los peritos.