Las hay demoníacos, como las Obisparras alistanas, los Zangarrones de Montamarta y Sanzoles, el Tafarrón de Pozuelo y los carnavales de Villanueva del Valorjo. También las hay zoomorfos, como las Vacas Bayonas y Antruejas, características de la comarca de Sayago. Otras, en cambio, son mixtas con máscaras animales acompañadas de demonios, como las Talanqueiras de San Martín de Castañeda y Vigo de Sanabria, la Vaquilla de Palacios del Pan o los Caballicos de Villarino Tras la Sierra. Y por si fueran pocas, otras tantas están al servicio de la religión para amenizar procesiones alegres junto a sus danzantes. Se trata de las Mascaradas, todo un hito zamorano del que "hasta el momento existían estudios, trabajos y hasta exposiciones, pero aún no habíamos podido realizar una ruta", explica el vicepresidente del Patronato de Turismo, José Luis Prieto Calderón, también diputado del área en la institución provincial.

La provincia de Zamora estrena una triple ruta de Mascaradas de, una iniciativa pionera que estructura todos los antruejos en torno a tres itinerarios con el objetivo de promocionar la tradición y convertir los ritos en un producto turístico. Se trata de una antigua y particular petición de los propios colectivos implicados en las mascaradas que el Patronato de Turismo de la Diputación de Zamora ha recogido en forma de publicación turística pensada no solo para los viajeros foráneos sino también para los propios. Intur ha sido testigo de ello.

La medida implica una señalización en los pueblos donde se celebra la tradición así como la ordenación de todas las Mascaradas en un mapa. El trabajo incluye tanto las fechas como los horarios para ofrecer la posibilidad de conocer varios antruejos en una misma jornada.

Los doce días mágicos

Las Mascaradas constituyen un tipo de celebración festiva que se desarrolla en origen en los llamados Doce Días Mágicos, que abarcan desde la Navidad hasta la Epifanía. Sin embargo, ante las prohibiciones de la Iglesia, muchas se refugiaron en el tiempo en el que todo está permitido: el carnaval. La despoblación continuada en los pueblos obligó a que otras tuvieran que ser representadas en verano ante el crecimiento vecinal con la llegada de forasteros.

Sus máscaras, cencerros e instrumentos fustigadores, cargados de simbolismo, captan la atención de los ajenos a la tradición, un rito protagonizado por mozos solteros que suelen pedir el aguinaldo y actuar en la calle generando ese bullicio donde reside parte de su encanto. La provincia de Zamora es zona privilegiada no solo por su cantidad sino por su variedad, de ahí que la Diputación se haya marcado el objetivo de conseguir una declaración especial de la Unesco para todas ellas.