El infarto que ha acabado con la vida de la exalcaldesa de Valencia y senadora Rita Barberá posiblemente tenga poco que ver con el disgusto que le ha provocado su declaración ante el juez, y aunque el estrés que vivía la política ha podido tener su influencia, es difícil que sea la causa última de su fallecimiento. Así lo cree el jefe de Cardiología del Complejo Asistencial de Zamora, José Luis Santos Iglesias.

"Es lo que yo digo siempre. No le ha pasado más de lo que nos puede pasar a todo el mundo y que representa la causa más importante de mortalidad, la cardiopatía isquémica. Pero si se trata de algún personaje famoso, como Rita Barberá o de un deportista sale en todos los medios. Le pasa a cualquier persona anónima y no sale en ningún sitio. Todos somos propensos a sufrir ese tipo de patología que es la causa primera de mortalidad, con lo cual tenemos que luchar por todos los medios que estas cosas no ocurran". Precisamente el doctor pronunció ayer una conferencia sobre cardiopatía isquémica, y concretamente su manejo en la provincia de Zamora, en la charla de las Jornadas de Otoño organizadas por la Fundación Científica Caja Rural de Zamora.

"El problema de la cardiopatía isquémica es la muerte súbita, que en un momento determinado se produce por unas alteraciones eléctricas que se dan en el corazón. Se produce muerte súbita y no hay nada que hacer. Si consiguiéramos estar presentes en el momento del infarto probablemente aplicando un desfibrilador se podría salvar la vida de estas personas, pero eso a día de hoy no está en nuestras manos".

El hecho de que la política se sintiera indispuesta la jornada anterior a sufrir el infarto, incluso cuando estuvo declarando ante el juez sí puede tener relación con el desenlace final.

"Un infarto es una enfermedad aguda, que se produce por una obstrucción aguda de una arteria coronaria", por lo que es difícil que en días previos Barberá estuviera ya con un infarto. Lo que sí puede suceder es que "en los días previos a la obstrucción completa se puede producir una obstrucción parcial y entonces dar una sintomatología similar, una presión en el centro del pecho, irradiada a la mandíbula, al brazo izquierdo, junto con sudoración, malestar general, náuseas. La diferencia entre una angina y un infarto es la duración del episodio y la clínica. En una angina la clínica no suele pasar de 15 minutos y en un infarto es mucho más prolongada". Lo que no está muy claro es que los malos momentos por los que atravesaba la política hayan podido ser el desencadenante más o menos directo del fatal desenlace.

"Un disgusto tiene que ver más con el corazón romántico que con el físico. Evidentemente eso tiene que ver con el estrés, con la descarga de adrenalina, pero tampoco es uno de los factores principales de riesgo para el infarto". Es cierto, explica el cardiólogo, "que hay diferentes tipos de personalidades que favorecen la aparición de cardiopatía isquémica" que son las conocidas como de tipo A, "muy competitivas, continuamente preocupadas por el trabajo, que se toman demasiado en serio la vida. Pero al final seguramente todo esté en el contexto de un exceso de niveles de adrenalina en el organismo que puede favorecer la aparición de obstrucción de arterias coronarias".

Así en el apartado de los factores de riesgo que pueden provocar un infarto, figuran algunos no modificables, como la edad y el sexo. Cuando más mayor se es más posibilidades de padecerlo, sobre todo los varones. E influye sobremanera los estilos de vida. El tabaco está contraindicado y es conveniente llevar un tipo de vida sana, con ejercicio adecuado a la edad de cada cual y una comida variada, sin dietas especiales, pero procurando ingerir fruta y verdura y reducir las grasas poliinsaturadas.