La Fundación Ortega-Marañón donará a la Diputación el contenido de la sala dedicada a las mujeres zamoranas habilitada dentro de la exposición "30 pioneras y Zamora", que se inaugura el próximo jueves hasta el 24 de enero en el antiguo palacio de la institución provincial. La muestra, que sirve de homenaje a las mujeres referentes de la Edad de Plata, estará dividida en tres salas: una sobre la treintena de mujeres pioneras en España en abrir paso a la profesionalización y estudios superiores, otra sobre los lugares de encuentro del primer tercio del siglo XX -como la Residencia de Señoritas, el Lyceum Club al estilo inglés y la propia prensa- y una tercera sobre las pioneras zamoranas, cuyo contendio será el que donarán a la Diputación.

Todos los objetos que conforman esta sala están recogidos en copia digital, "ya que al querer nodanrla no podíamos hacerlo con objetos de archivo", explica Margarita Márzquez Padorno, comisaria de la exposición e investigadora de la Fundación Ortega Marañón. La sala zamorana recoge 55 piezas entre cartas postales, notas y fotografías que "podrán servir de sala de ideas como punto de inicio de futuras investigaciones sobre estas mujeres", propone.

Las cinco protagonistas zamoranas son Cándida Cadenas, Josefa Casaseca, Carlota Rodríguez, Delhy Tejero y Laura Iglesias, esta última, la única de las cinco viva. Nació en los años 20 y fue una astrónoma de un pasado brillante pionera en el uso de la espectroscopia atómica que ayudaron a conocer el comportamiento de las estrellas y sus movimientos. Cándida Cadenas introdujo la Educación Física en España pero "la losa del olvido cayó sobre ella cuando se introdujo en la Falange, algo que se le perdonó a muchos hombres". Por su parte, Josefa Casaseca fue una farmacéutica que en el año 27 ya estaba colegiada y cuenta con una publicación como bacterióloga del Hospital Provincial. La figura de la pintora Delhy Tejero es la más popular, "pero no por eso podíamos dejar de hablar de ella y su familia nos ha dejado una fotografía muy bonita de cuando estudió en París". A Carlota Rodríguez "se la disputaban los físicos españoles y le invitaron a trabajar en EEUU, pero su padre dijo que debía de ir acompañada por su hermano y el viaje nunca llegó a producirse".

La Ortega-Marañón, la Biblioteca Pública y la facultad de Ciencias de la Educación Física de la Politécnica de Madrid figuran como principales prestadores.