El ilustrador José Ramón Sánchez habla con verdadera pasión del dibujo y de sus libros, un trabajo que comparte ahora con el público en la muestra "La gran aventura del mar" que puede verse hasta el 15 de enero en la sala de exposiciones del Museo Etnográfico.

-Usted comenzó como caricaturista.

-De niño dibujaba bien y hacía dibujos de lo que veía en los cómics y en el cine, pero hubo un momento en el que me di cuenta de que tenía facilidad para hacer caricaturas y que éstas eran un oficio que me vinculaba a los demás. Las desarrollé hasta 1955-56 pero eran un callejón sin salida que me llevó a ilustrar, un ámbito más amplio y que tenía más cabida en cualquier espacio de la cultura.

-Como ilustrador ha trabajado para niños, para jóvenes y para adultos. ¿Qué ámbito prefiere?

-No hay cosas para niños, jóvenes o adultos. Hay cosas buenas y hay cosas malas.

-Entonces desde el punto de vista de José Ramón, ¿qué es una obra buena?

-Una obra que esté trabajada. Tengo la sensación que de que soy un artesano que todavía aprende un oficio, que todavía no sabe. Me gustaría dibujar como Rembrandt o como Velázquez, como se supone que dibujaba porque solo ha llegado a nosotros un ejemplo. Me gustaría dibujar como han hecho los grandes de la pintura y no he llegado ni a la mitad.

-Habla de los grandes maestros de la pintura un hombre que ha sido una referencia, un maestro, para una generación de dibujantes.

-Sí, he sido un maestrillo, porque es más cercano y entrañable, pero es uno oficio que todavía no domino. Puedes llegar a saber pintar bodegones o paisajes pero dibujar es mucho más amplio y más universal.

-Usted abrió una senda para que la ilustración sea considera un arte mayor.

-Fuimos una generación, la Generación del 60 que hasta hemos contado con exposiciones, en la que coincidimos diez ilustradores brillantísimos y cada uno con un estilo distinto y muy personal. Fue una corriente tan importante que hasta uno de ellos, yo, hizo una campaña política o ilustró la Constitución para niños.

-¿Cómo llegó a usted el encargo de la campaña electoral del PSOE de 1977?

-Una mañana mi amigo Peridis, que era vecino de Javier Solana, me llamó para que fuera a la sede socialista. Solana me explicó que todos los partidos de izquierda estaban organizando la Fiesta de la Libertad. Todas las fuerzas de izquierdas se unían en el barrio obrero de San Blas de Madrid y no encontraban cómo anunciarlo. Días después les llevé un dibujo de una arboleda con una riada de gente, con familias, pájaros, globos? lo que era una auténtica fiesta. Recuerdo que a Solana le gustó tanto que fuimos a mostrárselo a Alfonso Guerra, que lo vio, se quedó pensativo y dijo que era la imagen del cambio. Posteriormente tuve una reunión con Guillermo Galeote, encargado entonces de las finanzas, y con el propio Guerra donde me pidieron diseñar una campaña política en el estilo de que les había hecho el cartel de la fiesta.

-¿Qué implicó para usted hacer la imagen de la primera campaña electoral de la democracia?

-Supuso compromiso. Procedo de una familia obrera y tenía muy claro dónde estaba políticamente hablando. Yo era más eficaz en el dibujo que dando un mitin. Hice dos campañas, la de las municipales 77 y la de las elecciones generales del 79 y en el 82 hice una valla grande que no salió adelante porque era una chulería (Risas). En aquel momento Guerra me pidió que hiciera algo y le dije que empapelaría toda España con una valla de ocho por tres metros, el tamaño más grande que existía, y pinté un Felipe rodeado de gente. Llegado el momento les dio miedo publicarlo porque era una chulería incluso ya había pensado el eslogan "Gracias a vosotros, Felipe presidente". En el 82 vimos que si Felipe era presidente no se le podía dibujar ya. No podíamos andar con dibujos infantiles y fantasías, tenía que ser la fotografía. La guinda al final no pudo ser.

-¿Le frustró?

-No porque entendía que el tiempo del dibujo había pasado. Lo mío ya se había acabado. No es lo mismo hacer una campaña de un hombre que era una promesa a la de un presidente.

-¿El dibujo tiene cabida en la vida política actual?

-No, no. El PSOE me pidió crear la imagen para la campaña de 1998. Me llamaron para hacer la campaña de Zapatero y les dije que no porque lo que yo hice en su momento fue el reflejo de un tiempo y de una ilusión que ha desaparecido totalmente.

-Usted trabajó durante una década en televisión en unos programas divulgativos para niños, Sabadabada y Dabadabada, que tuvieron una excelente aceptación y que le han convertido en un referente cultural para muchos españoles.

-Fue un nuevo compromiso con la sociedad, con los niños. Mientras que Mayra Gómez Kent hablaba yo tenía que dibujar a cinco inventores. En la primera grabación comencé a hablar de cada uno sin dejar de dibujar, ella se calló y yo seguí. Pensé estoy ha sido debut y despedida (risas) porque, me había olvidado del guión, pero el director del programa, José Antonio Plaza, me comentó que habían descubierto una vertiente muy interesante en mí y que podía funcionar y funcionó. Ahora un espacio de este tipo no tendría cabida.

-¿Por qué?

-Un niño ahora no aguanta el hacer un dibujo durante 30 segundos porque el tiempo ha cambiado como he comprobado con mis propios nietos que no aguanta el tiempo suficiente para ver un vídeo del abuelo dibujando. Lamentablemente solo hay espacio para móviles y otros aparatos que son como el monstruo de Frankenstein, el científico que quiere hacer un hombre perfecto con trozos de cadáveres y el monstruo le mata. Es una Apocalipsis, es una hecatombe. El ser humano en su afán de inventar cosas ha creado un monstruo. En este caso el monstruo de Internet está matando el arte.

-Sus compromisos ¿le han pasado factura?

-Sí, el compromiso me pasa factura pero nunca me ha importando. Hubo una época durante el gobierno de UCD que me vetaron en Televisión Española. Durante un año no pude hacer el programa para los niños por hacer un trabajo para el PSOE. Me convirtieron en un rojo porque hice la campaña para sus rivales políticos. Además por los espacios televisivos pasé a ser el ilustrador que jugaba con los niños. El paso por la tele me marginó entre el colectivo de los ilustradores y pintores.

-¿Cómo se despojó de ese sambenito?

-Dejando de hacer el programa, trabajando y dando pasos hacia delante hasta que en el 2014 me dieron el Premio Nacional de Ilustración. Premian y reconocen una trayectoria que dicen que ha sido impecable. Todo pasa siempre después. Este premio supuso la satisfacción de reconocer un camino.

-Uno de los pasos que, sin duda, influyó en ese avance fue su apuesta por ilustrar publicaciones clásicas desde el Quijote a la Biblia.

-Lo que hice antes del Quijote habían sido cosas para niños muy frescas y coloristas. El Quijote lo hice en una catarsis personal. En ese momento me planteé que si yo no hacía algo muy grande, me iba a hundir. Me puse a escribir de la niñez y la adolescencia y afloraron los sueños que tenía. Vi claramente un pentágono con cinco proyectos: el Quijote, la Biblia, Moby Dick, la Divina Comedia y el Beato de Liébana. Comencé con el Quijote y ahí empezó otra vida.

-Para poder ser ilustrador hay que...

-Hay que tener dos dones. El primero el del dibujo y el don de comunicar el primero. Yo descubrir ese poder que tenía para comunicar a través de las caricaturas que hice de niño.

-¿Qué le queda por hacer a este cántabro "maestrillo de la ilustración", como usted se define?

-Todo y nada. A mí me queda todo por hacer porque todo lo que haga es nuevo. En estos momentos estoy preparando un libro con dibujos nada más. Son los dibujos de mi vida en blanco y negro y estoy preparando los textos que lo acompañarán. Es un libro que quiero que vea la luz el año que viene, a ver si está para el 23 de abril. Se va titular "José Ramón Sánchez Dibujos". Serán casi 300 páginas ordenadas de manera cronológicas.

-Háganos una radiografía de la situación actual del ámbito del cómic y la novela gráfica.

-Veo que se va morir igual que los libros de texto y las novelas. Puede haber un apogeo, pero es un auge aparente y temporal porque se compra muy poco. No obstante, hay novelas gráficas que se ven igual que ciertos cómics. Nosotros hemos editado cómics en una pequeña editorial Valnera y hemos tenido cierto éxito pero no es lo predominante. Luego creo que habrá un renacimiento en el que la gente volverá a querer leer, dibujar y ver películas en los cines y al teatro pero ahora en el móvil ya lo ves o bien a través de plataformas en Internet.

-El cine es otra de sus grandes pasiones, de hecho hasta ha efectuado cortos de animación.

-Es una pasión y una fuente. Mis fuentes de inspiración son los libros y las películas y de ahí he sacado todo aunque también me ha influido la música o el ballet. Cualquier manifestación artística que me guste me da pie a una obra.