Sacyl tiene en proyecto crear una unidad de rehabilitación cardiaca, según apuntó ayer la secretaria de Organización regional de Sanidad de Comisiones Obreras Ana Rosa Arribas, quien denunció las carencias de este tipo de prestaciones en Zamora y reclamó una unidad de rehabilitación de suelo pélvico, como existe en otras provincias y la recuperación de la hidroterapia que ya existió en otro tiempo en el Complejo Asistencial.

Arribas, acompañada por los delegados de personal Lucía Abril, José Antonio Ventura y Rosario Bernabé acusó a la Administración regional de crear "falsas expectativas" con la convocatoria de las oposiciones de fisioterapia que mañana celebra los exámenes en Zamora, ya que sólo salen 16 plazas para 1.600 aspirantes.

La sindicalista dijo que Zamora es la provincia que menos fisioterapeutas tiene de toda la región en relación a su número de habitantes, mientras la relativamente mejor dotada es Soria, aunque ningún territorio de la región llega ni de lejos a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Comparó la situación de Zamora con otra provincia similar, Palencia, aunque esta última tiene 30.000 habitantes menos. Aún así Zamora sale malparada, ya que tiene nueve fisioterapeutas en Atención Primaria, diez en los hospitales (una de ellas la supervisora) y cinco médicos rehabilitadores, mientras Palencia cuenta con dos fisioterapeutas más en Primaria, siete más en Especializada y tres doctores especialistas en Rehabilitación más.

Comisiones Obreras indicó que la privatización de la rehabilitación a domicilio, contratada con una empresa de El Bierzo se ha hecho "de espaldas" al servicio de Rehabilitación y por tanto sin contar con sus profesionales que "quizá hubieran podido asumir el servicio". Se quejó de que Rehabilitación sea uno de los servicios peor tratados, ya que es el primero que cambia de ubicación cuando se hace una obra y actualmente está en una planta baja de un edificio de viviendas de la avenida de Requejo.

Y Arribas denunció que la falta de profesionales impide que los pacientes acaben los tratamientos con el "cien por cien de la rehabilitación hecha", lo que favorece las recaídas y las dificultades para reclamar el reconocimiento de las lesiones que se han producido en el trabajo.