Se ha convertido en toda una tradición que reúne durante una jornada a padres, niños y profesores alrededor de un sabroso cucurucho de castañas. El colegio Arias Gonzalo de la capital celebró ayer su particular fiesta del magosto en el patio del centro, gracias a la voluntad de la asociación de padres y madres, que se afana cada año -y ya van tres ediciones- en organizar este evento que se espera con ilusión cada curso.

La actividad comenzó a la hora del recreo, que, de forma especial, se alargó más de la cuenta, sin importar lo más mínimo a los más pequeños, que calentaban sus manos con los cucuruchos en el patio y consumían sus castañas recién asadas por un castañero que acudió al colegio.

Detrás de esta jornada festiva hay mucho trabajo de los padres y madres de los estudiantes, que superan los 350 en este colegio de la capital. Las familias aportan también su colaboración desinteresada, puesto que las castañas que ayer se asaron habían sido días antes entregadas por cada uno de los alumnos del colegio, gracias a una campaña de recolección.

Este año la fiesta del magosto estuvo amenizada por la música y el folclore del grupo zamorano Tarasca del Duero, que hizo bailar a más de un niño, aficionado a los ritmos de la provincia, con lo que se demostró que esta tradición tiene futuro. Además, la cuentacuentos Charo Jaular dejó a todos con la boca abierta gracias a su relatos, donde el lobo y las castañas fueron protagonistas. Una jornada de convivencia de la que disfrutó toda la comunidad educativa.