Lily Calderón reside en una ciudad situada entre los afluentes más importantes del Amazonas y trabaja en la defensa de los intereses de las comunidades nativas de la zona, una realidad que compartió en una conferencia organizada recientemente por Cáritas en el Seminario.

-¿Cuál es la situación en la zona del Amazonas en la que usted trabaja?

-Se están dando grandes concesiones de madera que en el fondo encubren una deforestación a lo que se une minería ilegal en el río Marañón que está afectando al agua que es lo que beben las comunidades indígenas y que está provocando la proliferación de muchas enfermedades. Además tenemos varios proyectos de monocultivos de palma aceitera por parte de empresas chilenas y chinas que se están localizando en zonas vírgenes alrededor de comunidades ribereñas que afectan directamente a su forma de vida, lo que ha cambiado la geografía de la zona.

-¿De qué manera?

-Hay menos agua, menos alimentos para las comunidades porque están siendo presionados los bosques. Todo esto esta situación ha generado grandes migraciones a las ciudades. Además tenemos otro gran problema.

-¿Cuál?

-Un derrame de petróleo que ha sucedido en el distrito de Morona, una zona netamente de la etnia wampis, una de las etnias más grandes de la Amazonia. Ha sucedido el 3 de febrero y ha afectado a 22 comunidades con una media de 80 comuneros en cada una. Son familias que viven del monte, que migran de un lugar a otro y que necesitan grandes extensiones de territorio para vivir. Estas comunidades se establecen alrededor del río que es la fuente de vida y al no tener ahora agua tienen que migrar y abandonar el territorio.

-Menciona muchos problemas con el agua ¿la situación es extensible a toda la región?

-Sí. Vivo en Yurimaguas y alrededor tenemos agua por horas, aunque estemos rodeados de los ríos más grandes de la Amazonia, cuando el 20% del agua dulce del planeta lo genera la Amazonia. El desarrollo apunta a las grandes potencias en deterioro de los pequeños pobladores que están sufriendo vulneración de derechos y su exterminio. Para los intereses económicos en Amazonia no hay población cuando la realidad es que toda está poblada.

-El cambio climático ¿de qué manera se está notando?

-Se ha notado mucho. Ante había estaciones de lluvia y calor y los productos no sufrían plagas. Actualmente hay mucha más lluvia mucha más sequía y los productos soportan el asedio de las plagas. El campesino está sufriendo calores intensos de hasta 40 grados, lo que resulta insoportable.

-Y lo que provoca?

-Muchas enfermedades tanto en los adultos como en los niños. En los bebés han aumentado las diarreas, la desnutrición crónica porque no hay alimentos, a lo que se une muerte infantil. El dato exacto del incremento de mortandad lo desconozco, pero al recorrer las comunidades se comprueba un incremento de la desnutrición, las comunidades viven del monte, de la caza y la pesca y con el cambio climático hay menos peces, menos animales para cazar y menos frutos de la Amazonía de tal forma que la población en vez de comer dos veces al día solo como une. Se están produciendo mayores ausencias escolares, al estar desnutridas las mujeres han aumentado los abortos y los embarazos son precarios. Además la esperanza de vida en comunidades que tienen petróleo llegan a los 45-50 años pero ves una mujer de 35 y parece de tienen más de 50 años.

-Usted ha sido una de las personas que ha estado presente en la Escuela de Derechos Humanos de la Red Eclesial Panamazónica.

-La Amazonia la comparten nueve países y los estados se unen para coordinar estrategias, para saquearla más. La iglesia que siempre acompaña el desarrollo de las comunidades más alejadas se ha unido y ha formado esta red eclesial panamazónica que reúne a cinco países: Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia y Brasil. Nos hemos sentado con líderes sociales y hemos visto que los problemas son comunes en todos los países y estamos planteando unirnos para hacer un llamamiento a la humanidad para salvar la vida. El individualismo nos está llevando a destrozarnos entre nosotros y tenemos que pensar en el futuro de las generaciones venideras. La idea es dejar el planeta, la casa común, como la hemos encontrado.

-¿Cuenta con un documento marco?

-No, estamos sistematizando el trabajo hecho pero ahora nos estamos apoyando unos a otros. En Perú estamos haciendo una denuncia directa ante nuestros tribunales internos sobre la contaminación ambiental.

-¿Han logrado alguna resolución a su favor?

-Con la palma aceitera el grupo de poder más grande, Grupo Romero, dueño de un banco y con acciones chilenas, hemos realizado una lucha de diez años sobre contaminación ambiental para que un poblador de la Amazonia pueda reclamar de manera individual sus derechos. Han fallado a nuestro favor en la última instancia judicial. Es un esfuerzo de toda la población, no existe dinero que pueda comprar la defensa de la Amazonia. Es un asunto de querer hacer las cosas, supera lo términos económicos.