Su deseo de convertirse en directora de cine impulsó a Paola Calvo a trasladar su residencia a Berlín hace ya varios años una vez concluida Comunicación Audiovisual en Madrid.

Tras concluir su amplia formación, la joven ha realizado su primera película como proyecto fin de carrera. "Resulta complicado en Alemania porque piden que sea una película que esté metida en la industria cinematográfica y este trabajo cuenta con un productor ajeno a la escuela", certifica esta mujer nacida en Venezuela, aunque de padre zamorano, que en unos días estrena de manera internacional "Violently Happy" en el Festival de Cine de Tallin en Estonia. "Se trata de un certamen del mismo nivel que el de Cannes o San Sebastián", enfatiza con alegría la directora que mostró por primera vez su trabajo en el Festival de Cine de Munich, donde no pasó desapercibido.

Calvo ejerce de directora, de responsable de fotografía y guionista en un trabajo que habla de "experimentar con el cuerpo y con el dolor en distintas disciplinas desde la danza, la meditación y el sexo". "Quería hacer accesible nuevos modos de vida a la gente que no quiere saber nada del sado", describe al tiempo que menciona que "el dolor forma parte de la vida desde un bailarín cuando estira un músculo a personas para quienes el disfrute del dolor es un filosofía de vida", argumenta. En su ópera prima Paola Calvo intenta romper perjuicios asociados con la violencia y el sexo. "Es una película sexual, sensual e intelectual que no tiene nada que ver con el porno", aclara a la par que enfatiza: "No juzgo en ningún momento, doy una de cal y otra de arena".

El rodaje de la película documental ha contado con más 150 personas delante de la cámara y un equipo técnico de unas 25 personas. Además, el rodaje ha tenido lugar de manera intermitente desde finales de 2012 hasta 2014 en un barrio del norte de Berlín. "Rodábamos cuando podían las personas que colaboraban", dice. "He sido muy respetuosa a la hora de rodar, la mayor parte del material lo he grabado sola con la cámara porque es mucho más íntimo", menciona la cineasta que ha mimado la fotografía de la cinta documental, una labor por la que la cinta fue nominada a mejor fotografía en un festival de cine para creadores noveles de Alemania. "Es increíble el apoyo que se brinda a los nuevos creadores en el país germano y aún así resulta complicado abrirse camino", atestigua.

"Violently Happy" ha salido adelante económicamente con el respaldo público. Ha contado con un presupuesto de 120.000 euros, la mitad logrados a través de una subvención del gobierno alemán para proyectos de fin de carrera de escuelas de cine, fruto de la unión de la industria del cine alemana y las escuelas de cine, mientras que la cantidad restante "todavía no se ha pagado a la gente. Se les darán sus honorarios en cuanto la película comience a dar dinero, un mecanismo estructurado en el cine alemán", menciona.

La directora desea que la cinta, que llegará a los cines alemanes a partir del 23 de noviembre, tenga cabida en algún festival en España. "Estamos en conversaciones con varios de ellos, pero todavía no hay nada concreto", asegura y lamenta que la temática que aborda su película "está limitando su exhibición, pero hay programadores que tiene el valor de presentarla". Además "Violently Happy" cuenta con una versión para televisión donde "la violencia y la sexualidad no son tan explícitas", concreta la artista que barrunta nuevos proyectos documentales y la posibilidad de hacer un trabajo en Zamora sobre un guión de su padre. "Zamora es una ciudad muy bella y con muchas posibilidades cinematográficas".